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OPORTUNIDAD O AMENAZA.
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SIN VERSOS NI VERSUS. PUBLICIDAD
Y NUEVOS MEDIOS. EL IMPACTO DE UN AVISO ALERTA
ROJA PARA LA PUBLICIDAD EN TELEVISION. (Parte I) ALERTA
ROJA PARA LA PUBLICIDAD EN TELEVISION. (Parte II) |
Poco
ruido, muchas nueces Marketing
y publicidad Venta
televisiva Publicidad Publicidad en Internet Vender
para crecer PUBLICIDAD Y MARKETING. |
Libros
con títulos como: El cambio cultural en las empresas, El gerente del 2000, La
revolución del marketing, El management negociador, que invaden casi sin
control los estantes de las librerías cada vez más vacíos de literatura en
serio, y los quioscos de diarios y revistas casi huérfanos de periodismo
de
verdad, tienen -igual que los libros sagrados- un puñado de mandamientos que
son el común hilo conductor de casi todos. Mandamientos que, según la cantidad
de veces que son enunciados y repetidos oportuna y públicamente, permiten sacar
chapa de superactualizado y de estar en plena carrera o -en caso contrario-
aceptar, con resignación tanguera, "el dolor de ya no ser". Usted
elige (si puede).
Uno
de estos "preceptos bíblicos" es aquel que exige a los ejecutivos
convertir una amenaza en una oportunidad; que para eso se les paga y mucho (a
veces).
Sobre
esto de la oportunidad o la amenaza se han derramado ríos de tinta sobre
toneladas de papel y se seguirá haciendo; pero, ¿cómo convertir a la
publicidad en una oportunidad siempre y cómo no sentirla una amenaza nunca?
No
es fácil, pues las relaciones entre las empresas grandes que son anunciantes
pequeños y los medios de comunicación que se creen empresas grandes siempre,
con productos muy pequeños a veces, tienen una carga de perversión que merecería
un ensayo del maestro Sigmund.
La
mayoría de las veces se dan situaciones en las cuales los potenciales
anunciantes se debaten en una encrucijada de difícil resolución, a veces no
tienen presupuesto, otras no tienen nada que decir y muchas veces les pasan
ambas cosas a la vez o -al menos- de tanto repetirlo se lo terminan creyendo.
Los
medios, por su lado, quieren que les cursen el aviso y ofrecen dos productos en
canje: "La jerarquía de nuestro medio, el nivel del público y bla,
bla......bla", y otro argumento que catalogan como irrechazable: "Las
páginas de nuestra revista (o de nuestro diario o de nuestro programa en cable,
etc., etc) están a disposición de ustedes...".
Planteada
la propuesta en el contexto descripto, el Príncipe Hamlet y su eterna y
promocionada duda se instalan cómodamente en los sillones de las salas de
reuniones y piden café y agua para todos:
"¿Y
si no les damos el aviso qué pasa?", se preguntan en la empresa, algunos
con terror disimulado, y otros con soberbia mal entendida.
"¿Y
si no entra el aviso qué hacemos, a quién llamamos?", se preguntan en el
medio, pensando una estrategia desde el trono del poder cuarto (no de cuarta).
Y
entonces, acuden a la última Biblia de bolsillo y tratan de cumplir con el
sagrado mandamiento: convertir la amenaza en una oportunidad, la mayoría de las
veces sin éxito, y logran el efecto contrario: transformar una oportunidad en
una amenaza. ¿Por qué? Porque no desdramatizan el tema, no pueden sacarle el
tono de tragedia griega y pasarlo al coloquial idioma del sainete.
Un
pedido de aviso es eso: un pedido de aviso, la oferta de un servicio, un vehículo
para que determinado producto o empresa se comunique con determinado público.
Nada más, pero nada menos.
La
oferta de espacio a una empresa, brindándole la posibilidad de publicar un
aviso en determinado medio es nada más que el intento normal y lógico de una
transacción comercial. Se vende una herramienta comunicacional, no se está
ofreciendo un arma. Las armas sirven para matar pero también para suicidarse.
Ni
suicidas ni homicidas: profesionales será el grafitti que perdurará en las
paredes de las empresas y en la medianera de los medios cuando se reemplacen
tantos libros, gurúes, fórmulas, tesis y mandamientos por la mutua confianza
entre unos y otros. Sin estar obligados a ser ni oportunos ni amenazantes, ni
viceversa.
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SIN VERSOS NI VERSUS.
La
semana pasada, hablando sobre publicidad ante una encantadora y obligada platea
formada por el 3º B de mi hija Canela, sentí -en un momento exacto- que la
duda se instalaba punzante, cómoda y definitivamente en mi intelecto. "La
publicidad", les decía, "se divide en: comercial, cuando se refiere a
productos, e institucional, cuando trata sobre la imagen de las
empresas..." Me entusiasmé, tomé aire y me dispuse a seguir cuando, de
pronto, el puñal de la duda fue arrojado violentamente desde el fondo, en vuelo
directo sin escalas y en forma de palabras. "¿Y no es lo mismo?",
preguntó - afirmando y de un tirón- un gordito con mirada demasiado
inteligente para esa hora de la mañana.
Como
pocas veces antes, sentí la certeza de lo que pienso y piensan algunos expertos
en publicidad.
El
gordito tiene razón: son lo mismo. La frontera entre el mensaje comercial y el
institucional es tantenue que se torna casi imperceptible. La tecnología
obliga, cada vez más, a las empresas a aceptar tablas en la partida por la
calidad que juegan con sus competidores. La capacitación y el dinamismo del
mercado laboral originan cambios de camisetas entre los ejecutivos, con una
frecuencia que no hay mailing que aguante.
Los
operadores de prensa, las megaagencias de publicidad y la concentración de los
medios de comunicación en pocas manos convirtieron al mercado de la comunicación
en un deporte que se juega en un campo pequeño recorrido por algunos pocos
durante todo el tiempo. El crecimiento de los hipermercados y la aparición casi
mágica de los shoppings estandarizaron los métodos de compra, convirtiendo al
tango "Cambalache" en un himno posmoderno, pues además de encontrar
la Biblia junto al calefón en la misma vidriera, Don Chicho y la Mignon
estacionaron el auto en el mismo parking que Carnera y San Martín.
Si
a esto le agregamos que la compra y venta de las empresas es nota de primera
plana en los diarios, más una pizca de competencia, cien gramos de globalización
y un toque de mercados regionales originamos un coctel que obliga a pensar antes
de beberlo, pensar en cuáles serán los disparadores emocionales, los gatillos
que harán elegir tal producto en lugar de otro. ¿Por qué esta AFJP sí y
aquella no? ¿Por qué este jabón sí y aquel otro no? ¿Por qué un auto en
lugar de otro?
Sencillo,
porque el apellido de origen es fundamental, porque ningún empresario duda
ahora de colgarle al nombre del producto el nombre de la empresa. Antes
alcanzaba con el nombre de fantasía. Hoy es necesario el nombre de verdad, por
las dudas.
Esa
imagen jerarquizada que algunas empresas supieron conseguir tuvo, tiene y tendrá
en la publicidad institucional su clave secreta, clave que estuvo, está y estará
ligada en cuerpo y alma a lo comercial, para que la frontera entre producto y
empresa no exista, o al menos -como tantas otras líneas divisorias- no tenga el
menor de los sentidos.
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Y NUEVOS MEDIOS.
Es
cierto que el árbol no deja ver el bosque. Pero hay un atenuante: posiblemente
nunca hubo una época en la que la incertidumbre sea tan sistemática y total.
Aun así, el consuelo es pobre si las empresas quiebran. Y por no entender lo
que pasa, por no ver lo que está en juego, por no percibir la esencia del
cambio en el que están inmersas, las compañías se estancan, son derrotadas o
incluso mueren.
Un
buen ejemplo de la necesidad de un sacudón que movilice para ser protagonista
del futuro, y no víctima de acontecimientos arrolladores, lo está dando la
actividad publicitaria estadounidense. La Asociación de Agencias de Publicidad
y la Asociación de Anunciantes Nacionales acaban de integrar comisiones
mixtas que analizarán -para una cumbre que tendrá lugar a principios de 1995-
la futura relación entre la publicidad y la cambiante tecnología de los nuevos
medios.
El
sacudón lo proporcionó Edwin L. Artzt, máximo directivo de Procter &
Gamble (primer anunciante de Estados Unidos: US$ 3.000 millones anuales), quien
hace cinco meses dejó caer la bomba. No es seguro, dijo, que la programación
de televisión auspiciada por la publicidad tenga futuro en el mundo que se está
creando, de video-on-demand, pay per view y televisión por suscripción.
Su
argumentación es muy sencilla: en muy poco tiempo los consumidores estarán
eligiendo entre centenares de opciones, películas o programas de
entretenimientos o musicales. Habrá docenas decanales exclusivamente dedicados
a que el televidente haga sus compras, o a que practique juegos interactivos.
Y como todos esos canales, o al menos la mayoría de ellos, no tendrán
publicidad, los grandes anunciantes estarán en serias dificultad es para
alcanzar el público adecuado y con la frecuencia precisa que se necesita para
mantener el valor de las marcas.
Claro
que no solamente estarán en dificultades los anunciantes. Por lo menos iguales
problemas deberán afrontar las agencias de publicidad, y obviamente los canales
de televisión abierta.
La
invitación de Artzt es clara: la publicidad debe ponerse al frente de este
proceso o, de lo contrario, languidecer inevitablemente. Hay un riesgo: si la
publicidad no entiende ni apoya a los nuevos medios, éstos desarrollarán todas
las acciones imaginables para sobrevivir. En el trayecto descubrirán,
posiblemente, que son buenos vendiendo sus propios productos o os de un tercero
con quien se han asociado. Por esta vía, puede llegar un día en que la
publicidad convencional no tenga cabida en el nuevo formato del medio.
Con
lo importante que es la tecnología, no es lo determinante en este proceso. Lo
que cuenta son los consumidores: qué demandarán de estas nuevas alternativas,
y cuánto están dispuestos a pagar por estos servicios.
Cuando
sepan lo que quieren, habrá que ver de qué forma usarán estas nuevas opciones
y qué significará ello para la actividad publicitaria.
El
riesgo es que la audiencia prefiera reemplazar la publicidad por el precio de
una suscripción que paga por servicios a medida. Pero la tecnología ofrece
también una gran oportunidad. La interactividad permitirá que los espectadores
se conecten con los avisos publicitarios y que exista respuesta directa al
consumidor. La publicidad tiene enormes posibilidades si se pone a la cabeza de
este proceso.
EL IMPACTO DE UN AVISO
La
necesidad de medir la eficacia de la inversión publicitaria, especialmente en
el medio televisivo, empieza a desarrollar respuestas específicas. En muchos
casos, la aplicación de sistemas probados a nivel internacional genera
metodologías que se abren paso en el hasta ahora enigmático mundo de las
respuestas de un público aparentemente proclive al zapping, el fantasma más
temido.
Pocas
actividades han alcanzado, en la Argentina, el grado de desarrollo que la
investigación de mercado y la consultoría de marketing vienen exhibiendo a lo
largo de la última década. Ese crecimiento, que se traduce, a la vez, en una
mayor profesionalización y una multiplicación de la oferta instrumental,
conduce a la concreción de experiencias innovadoras, que en muchos casos se
asientan en la introducción de nuevas herramientas de probada eficacia en el ámbito
internacional.
Una
de las firmas que ha hecho punta en la incorporación de propuestas especiales
de investigación es Perfil Servicios para la Empresa. "No aportamos grupos
o cuadros", sostiene su presidente, Rubén Zambelli, "sino respuestas
muy concretas y elaboradas a problemas de comercialización. Nuestros trabajos
no constan de 200 cuadros describiendo montañas de cosas, sino que pueden
llegar a ser una página con soluciones. Además, claro, están los 200 cuadros,
y esa página de síntesis tiene una rigurosa conexión con los mismos, pero el
concepto, la solución, está ahí".
Dentro
de esa vocación innovadora aparecen instrumentos como el Mystery Shopper, una técnica
de simulación de compra para monitorear la calidad de atención y servicios al
cliente, y la Base de Hogares, constituida por 600 familias con teléfono, y que
se plantea como el medio más eficaz para efectuar consultas rápidas entre
usuarios y compradores, en especial cuando se requiere un alto grado de
confianza entre entrevistado y entrevistador.
Pero,
sin duda, la niña mimada de la consultora es el flamante mecanismo del
Ad*Vantage Act, al que califican como la técnica de pretesteo publicitario más
avanzada del mundo.
Para
medirte mejor.
"Cuando
se habla de pretest publicitario, lo normal es pensar que se puede hacer de dos
maneras diferentes", sostiene María Rosa Viganó, vicepresidenta de
Perfil: "cualitativa -con gente que se reúne y habla libremente acerca de
un comercial que se le muestra- o cuantitativamente, a fin de obtener datos
estadísticos. Una y otra tienen sus ventajas y desventajas; desde hace años
nosotros estábamos interesados en ver la posibilidad de ligar ambos mecanismos.
Así dimos con uno de los métodos que tiene larga raigambre en Estados Unidos,
donde se utiliza desde 1968, y también en Europa (desde los '80), y que
fue desarrollado por McCollum Spielman Worldwide".
"El
sistema vino a dar soluciones a un problema que la gente de marketing suele
vivir como algo de crucial importancia", señala Zambelli, "que es el
lanzamiento de la campaña publicitaria, donde se invierte muchísimo dinero, y
de la que muchas veces depende el destino del producto. A través del Ad*Vantage
se puede medir el impacto de un comercial, en qué medida comunica lo que se
quiere comunicar y su capacidad persuasiva, además de un conjunto de
indicadores que sirven para orientar ajustes o modificaciones para hacerlo más
efectivo".
"Los
primeros son indicadores de tipo evaluativo, en cambio estos últimos tienen
valor de diagnóstico, sirven para explicar por qué tiene alto o bajo impacto o
capacidad persuasiva y ayudan a encontrar soluciones en ese sentido. Esto no lo
pueden dar los grupos, a los que este método no excluye, sino que los
ubica en una etapa anterior, cuando hay que definir ideas publicitarias."
La
opción entre elaborar una versión local del método o adherir al creado por
McCollum se definió por esta última alternativa. "Esto nos permite
contar", acota Viganó, "con el respaldo internacional, una base de
datos, la experiencia de más de 30.000 comerciales medidos en todo el mundo,
divididos en unas 300 categorías. De este modo, cuando uno mide un comercial de
un determinado tipo de producto, puede confrontar los resutados obtenidos en esa
misma categoría en otros países".
"Por
otra parte", agrega Zambelli, "eso ha permitido la elaboración de
normas internacionales debidamente validadas; así, cuando el aviso está por
encima de dichas normas, la empresa sabe que, para el público argentino, tiene
altas probabilidades de ser exitoso".
El
sistema en acción.
Los
mecanismos de funcionamiento del sistema se basan en reunir entre 100 y 150
personas a las que se ubica frente a televisores, "para que vean como en su
casa". ¿Qué significa esto? Que se les va a proyectar un programa -lo
suficientemente interesante como para que atraiga su atención, pero no tanto
como para que los atrape totalmente- con sus correspondientes tandas
comerciales, en las que está incluido el aviso que se quiere evaluar.
"Esto
hace que la medida de impacto sea sumamente realista", afirma Zambelli,
"porque se mide teniendo en cuenta el nivel de recordación dentro de un
conjunto, cosa que es sustancialmente diferente de lo que ocurre cuando a la
gente se le pasa una tanda o un comercial aislado. Todo está rigurosamente
estandarizado, desde los programas que se exhiben hasta los otros avisos que
acompañan al que es objeto de la evaluación. Incluso, la guía de acción para
el público se comunica desde el mismo televisor, por un locutor con el que se
han grabado previamente las instrucciones".
"De
esta manera", apunta Viganó, "se establece una relación directa
entre la persona y el televisor, no hay interferencia humana de ninguna
clase".
La
primera sesión piloto del Ad*Vantage tuvo lugar a principios de agosto. De ahí
en más, se testearon ya 14 comerciales. "Esto es una buena señal",
se entusiasma Viganó, "porque en otros países el primer año de
desarrollo del método difícilmente significó la medición de más de siete u
ocho avisos, una cifra que nosotros superamos en apenas dos meses". Según
Zambelli, "hasta ahora hemos trabajado básicamente con los departamentos
de marketing de los anunciantes porque hemos tenido que atender requerimientos
integrales en la materia, pero en lo que hace concretamente a este tema creemos
fundamental trabajar en conjunto con la agencia de publicidad".V. R.
Para
afinar la puntería.
Los
volúmenes de capital que se invierten en materia publicitaria, y especialmente
en televisión, donde el tiempo realmente vale oro, vienen despertando desde
hace tiempo, entre anunciantes y agencias, la imperiosa necesidad de poder
establecer con alguna precisión la corrección del rumbo elegido. Los
requerimientos de este tipo de instrumentos de medición han ido generando
respuestas varias de parte de las consultoras.
Asecom
acaba de incorporar un método propio, el Adcom, que se apoya en mecanismos
parecidos a los empleados por Perfil. Mediante cuestionarios autoadministrados y
entrevistas individuales, se congrega en una central location a un grupo de 20 o
30 personas -elegidas dentro de un target determinado- a las que también se les
exhiben dos programas de televisión con una tanda intercalada, para evaluar
luego los resultados, ya sea en pretests o postests de cortos comerciales.
Research
International, por su parte, desarrolló un sistema dividido en tres módulos
independientes: Publides, basado en grupos motivacionales de evaluación de un
concepto o camino creativo, Publitest (exhibición de un comercial a un mínimo
de 150 entrevistados face to face) y Publitrack (por el que se mide el impacto
alcanzado por una campaña publicitaria).
La
batalla por el pretesteo parece a punto de comenzar.
ALERTA
ROJA PARA LA PUBLICIDAD EN TELEVISION. (Parte I)
Edwin
L. Artz, presidente y director ejecutivo de Procter & Gamble, es una voz que
merece ser escuchada. Su compañía invierte por año US$ 3.000 millones en
publicidad, de la cual 90% va a la televisión. Hace poco, Artz lanzó una
verdadera bomba en medio de la conferencia anual de la American Association of
Advertising Agencies, celebrada en Green Brier Resort, West Virginia.
Basándose en contundentes informes, investigaciones y opiniones de expertos, presentó un panorama escalofriante para las agencias y los anunciantes: las nuevas tecnologías permitirán -al público y a los medios- prescindir de la publicidad como fuente de ingresos. Pero la batalla no está perdida, asegura Artz, si todos reúnen sus esfuerzos para encontrar su papel en una nueva era, como lo hicieron con el advenimiento de la radio y la televisión. La convocatoria tuvo rápida respuesta: las asociaciones nacionales que reúnen a anunciantes y agencias de publicidad de Estados Unidos preparan una reunión cumbre, a realizarse en Washington a principios del próximo año, para discutir los temas sobre los que Artz llamó la atención en su ya célebre discurso. Debido a la trascendencia y profundidad de ese mensaje, MERCADO lo reproduce aquí íntegramente, tal como fue publicado por la revista Advertising Age.
Mi
primer empleo, antes de entrar a Procter & Gamble hace 41 años, fue como
contador junior en un agencia de publicidad de Los Angeles. Si aún viviera y
estuviera aquí mi primera jefa y mentora, Grace Glasser, se sentiría tan
orgullosa como yo, y probablemente me diría: "Al grano, Ed, hay trabajo
que hacer".
Entonces,
voy a ir al grano: el negocio publicitario se está hundiendo, o tal vez esté
yendo hacia una nueva era de gloria. Créanlo o no, el rumbo -hacia abajo o
hacia arriba- está en nuestras manos.
La
razón: nuestro medio publicitario más importante -la televisión- está a
punto de pasar por una gran transformación, y hay mucho en juego para nosotros
en esos cambios.
No
podemos estar seguros de que la programación televisiva apoyada en publicidad
vaya a tener futuro en el mundo que se está creando, un mundo de
video-on-demand, pay-per-view y televisión por suscripción.
En
los próximos años -con seguridad antes del fin de siglo- los consumidores podrán
elegir entre cientos de programas y películas pay-per-view. Dispondrán de
docenas de canales que les permitirán hacer compras desde sus casas y tendrán
la oportunidad de jugar largas horas con videojuegos interactivos.
Y
muchas de estas cosas -tal vez la mayoría- no tendrán publicidad.
Si
eso ocurre, si la publicidad deja de ser necesaria para cubrir la mayor parte
del costo del entretenimiento hogareño, a los anunciantes nos resultará muy
difícil lograr el alcance y la frecuencia que necesitamos para apoyar nuestras
marcas.
Este
tema nos ha venido preocupando mucho en los últimos meses. Desde marzo me he
estado entrevistando con unas cuantas figuras líderes de este negocio: Larry
Tisch, Tom Murphy, Barry Diller, John Malone, Jerry Levin, Sumner Redstone y
otros, y esas conversaciones me han dejado más convencido que nunca de
que nosotros, en el negocio publicitario, tenemos que ponernos a la vanguardia
de estos cambios. Escuchen lo que ellos tienen que decir sobre el futuro: Barry
Diller: Estamos en el comienzo de este proceso. No se va a producir de la noche
a la mañana.
Se
ha hablado mucho sobre esto, pero en los próximos tres, cuatro, cinco, nueve años,
será parte de nuestras vidas.
John
Malone: Nuestro cronograma debe ser el siguiente: tenemos que haber completado
nuestras instalaciones terrestres en Estados Unidos para fines de 1996, es
decir, en dos años y medio.
Larry
Tisch: Veo los próximos cinco años como un período de experimentación en
el que varias empresas harán diversas pruebas en pequeños mercados para
comprender mejor lo que se puede hacer en el futuro en un mercado masivo.
Sumner
Redstone: Una cosa es segura. Ustedes van a tener cambios tecnológicos. Podrán
emitir programas de alta potencia. Tendrán nuevas cadenas, de las cuales una va
a ser seguramente la Paramount.
Barry
Diller: Creo que es inevitable que ustedes tengan más opciones, más
fraccionamiento. El truco para las cadenas de televisión va a ser tener su
propia marca. Desarrollarán -a lo largo de un período determinado- algún tipo
de perfil, de personalidad. De lo contrario, se van a volver prescindibles,
porque una cosa que el futuro va a traernos es la posibilidad de elegir
programas y marcas de proveedores genéricos.
Tom
Murphy: En la actualidad, nosotros llegamos semanalmente a 95% o 100% de toda la
población de Estados Unidos. Si vamos a hallarnos en la situación en que se
encuentra la radio ahora, el costo de pasar un mensaje publicitario se elevará
demasiado y será muy difícil introducir nuevos productos. Por eso creo que los
principales anunciantes y las cadenas deben aliarse y marchar juntos hacia
el futuro.
Jerry
Levin: Lo que estamos haciendo es simplemente tomar los 200 millones de
televisores que están allí afuera y poner, detrás del televisor, un sistema
de computación tan poderoso con una capacidad tal que le resolverá muchas
preocupaciones al consumidor. Eso es lo que ocurrirá cuando finalmente
digitalicemos la televisión.
John
Malone: En cinco o diez años más el consumidor tendrá varios centenares de
opciones para ver por televisión.
Jerry
Levin: Cuando se le dé al consumidor ese control, esa posibilidad de elegir,
esa facilidad, entonces sus actitudes se transformarán notablemente. 400
Millones de Cajas.¿Alguien
tiene alguna duda de que las cosas van a cambiar? Por supuesto, algunas empresas
florecerán como resultado de estos cambios. Barry Diller, de QVC, me dijo que
puede vender 20.000 pares de aros en cinco minutos por su canal de compras desde
el hogar. Eso es impresionante para una empresa que vende productos que se
compran por impulso.
Pero
Procter & Gamble, en un año cualquiera, tiene que vender 400 millones de
cajas de jabón en polvo Tide, y para hacer eso, tenemos que llegar a nuestros
consumidores una y otra vez a lo largo del año.
La
televisión es fundamental para conseguir lealtad a una marca.
Frecuencia
y profundidad de venta en publicidad son factores esenciales para preservar la
fidelidad a marcas que se venden con frecuencia, como las nuestras. Por ejemplo,
en un mes cualquiera, marcas de Procter & Gamble, como Tide, Crest y Pantene
llegan entre seis y siete veces a más de 90% de su público.
La
única forma de lograr ese tipo de impacto es con televisión de amplio alcance,
lo que explica por qué gastamos más de 90% de nuestro presupuesto publicitario
de US$ 3.000 millones en televisión y por qué debemos preservar nuestra
capacidad de usar la televisión como principal medio publicitario.
Corremos
el riesgo de adaptarnos solamente a estos cambios tecnológicos, pero si no
actuamos sobre ellos, y si no los controlamos, la lealtad a nuestras marcas podría
deteriorarse a largo plazo.
Y
no podemos dejar que eso ocurra; por eso, querría usar el tiempo que tengo aquí
para compartir algo de lo que he aprendido y sugerir algunos puntos de partida
para la acción.
Gran
parte de las entusiastas versiones sobre la autopista informática se han
centrado en la tecnología, pero a nosotros nos interesan los consumidores. ¿Qué
es lo que ellos quieren de estos servicios, y cuánto están dispuestos a pagar
por ellos?
Lo
que hemos descubierto es que la gente quiere posibilidad de elegir, quiere
comodidad y control. Y está dispuesta a pagar un sobreprecio razonable a los
programadores y proveedores de medios que satisfagan esas necesidades.
La
cuestión es: si reciben lo que quieren -y no dudo de que así será-, ¿de qué
manera cambiará eso la forma en que usen la televisión? ¿Y qué significará
eso para la publicidad?
El
cambio más importante, por lejos, será que la gente comenzará a orientarse
por programas, más que por canales. Eso significa que nosotros podemos perder
acceso a grandes segmentos de nuestras audiencias porque una teleaudiencia
orientada hacia programas ya no se quedará pegada a un determinado canal.
En realidad, puede no quedarse pegada ya más a ninguna programación sostenida
por publicidad.
Este
giro hacia una teleaudiencia orientada a programas no es nuevo. Comenzó cuando
aparecieron las primeras alternativas a las cadenas, los primeros canales
independientes. Y luego, a medida que el dial de los televisores se colmaba y
apareció en escena el cable, la gente se acostumbró a cambiar entre más y más
canales hasta encontrar lo que quería ver.
Pero
la tendencia se aceleró en los años '80 como resultado de una nueva y simple
tecnología: el control remoto, el zapping.
Este
es un tema que tocó Barry Diller cuando conversamos:
"En
Estados Unidos, las comunicaciones comenzaron con una enorme concentración en
un par de opciones; eso era todo lo que estaba a disposición. Además, la gente
no quería levantarse de la silla y caminar dos metros y medio para cambiar el
canal. Por eso, tendía a mirar una cadena y quedarse allí", dijo.
"La solución, entonces -y esto ocurrió en los '60, los '70 y parte de los
'80- fue el desarrollo de la programación. ¿Cómo atraerlos y cómo
mantenerlos? Eso comenzó a cambiar con el control remoto. Lo que cambió fue
que ahora uno no se tiene que levantar. Punto."
Y así el negocio publicitario comenzó a darse cuenta de las consecuencias de tener una teleaudiencia orientada a los programas: un paseo por los canales y la posibilidad de escaparse de los anuncios.
ALERTA
ROJA PARA LA PUBLICIDAD EN TELEVISION. (Parte II)
Y
el control remoto fue sólo el comienzo. Pronto será reemplazado por el
servicio de navegación de programas, que va a cambiar fundamentalmente la dinámica
de ver televisión.
Estos
pilotos, especie de teleguías electrónicas, serán servicios por suscripción
que tendrán una intensa comercialización. Les dirán a los televidentes qué
hay esta noche... y mucho más. Sabrán qué tipo de programas son de su agrado.
Incluso se acordarán de todo lo que han visto antes.
TCI está trabajando con la revista TV Guide para desarrollar un sistema llamado On-Screen TV Guide.
La
idea es que los suscriptores vayan directamente a su canal piloto -su teleguía-
cada vez que enciendan el televisor. Y el piloto ya habrá hecho sus deberes:
recomendará una lista de programas, extraída de este universo de 300 a 500
canales. Podría incluso recomendar dos o tres listas alternativas. Y una vez
que los televidentes hayan dicho "OK", ya ni siquiera necesitarán el
control remoto. El programador les cambiará los canales. Ni siquiera van a
necesitar recurrir al zapping.
Prácticamente
todos los grandes proveedores ofrecerán su propio servicio de teleguía.
On-Screen TV Guide competirá con el Star Sight, de Viacom, y con el Star Gazer,
de Bell Atlantic. Estos servicios van a erosionar rápidamente toda la idea de
identidad de canales. La programación de cada cadena será reemplazada por las
listas de las teleguías. Y la geografía de la televisión -la ubicación en el
dial donde se puede encontrar un programa- ya no será importante ni relevante.
Podrían
ocurrir un par de cosas. Sin la programación de cada cadena para mantener a la
gente fija en un determinado canal, los anuncios publicitarios entre programas
podrían desaparecer con facilidad.
En
este momento, esos anuncios representan 15% de la publicidad por televisión, lo
que equivale a US$ 5.000 millones en ingresos. Si eso desaparece, o se reduce,
los costos de los medios van a subir.
Y
aquí nos encontramos con otra perspectiva escalofriante. Hay una posibilidad
muy real de que muchos de los programas de televisión que ve la gente dejen de
estar auspiciados por la publicidad.
Estrenos
en Pay Per View.
Las
películas pay per view (que requieren un pago especial para ser vistas) son un
buen ejemplo. La gente se va a lanzar sobre ellas porque ofrecen toda la
funcionalidad del video hogareño más la conveniencia de no tener que salir de
casa.
Escuchemos
a Jerry Levin hablar sobre lo que está haciendo Time Warner. Traten de ponerse
en el lugar del consumidor y vean si encuentran atractivo este servicio:
"Hay
una biblioteca digital de películas a las que puedo acceder en cualquier
momento. No tengo que esperarla, no tengo que ponerla en la máquina y puedo
pararla en caso de que suene el teléfono o si quiero encargar una pizza -que
también ahora puedo encargar a través de este servicio-, y puedo hacerla
avanzar rápidamente. Puedo tener todo este control de la biblioteca digital que
puedo llevar a mi pantalla instantáneamente y cuando quiero."
Ese
tipo de funcionalidad -que se ofrecerá a un precio bastante similar al del
alquiler de un video- va a acercar a millones de personas al pay per view.
Y
ese atractivo se verá reforzado todavía más con estrenos y hasta preestrenos.
Si
quieren tener una idea de las dimensiones que puede llegar a tener este negocio,
escuchen la descripción que hace John Malone de sus planes para este mercado:
"Si ustedes piensan en el costo de ir al Madison Square Garden a ver un
espectáculo deportivo -US$ 50 la entrada- no es difícil imaginar que para un
espectáculo de primer orden -el estreno de una película o de una obra de
teatro- el número de consumidores podría ser muy alto. Emitir una obra simultáneamente
con su presentación en el teatro, incluyendo además una remera, podría costar
unos US$ 30 o 40, y el paquete podría incluir además un videocasete. No es difícil
imaginar que 20% de los hogares de Estados Unidos compre algo así. Las cifras
son enormes."
Este
no es un panorama improbable. En realidad, las investigaciones hechas por TCI y
Time Warner indican que el pay per view desplaza al mercado del video, y
probablemente se expanda porque habrá mucho más que películas en pay per
view.
También
se ofrecerán espectáculos en tiempo real: deportes, conciertos, musicales de
Broadway, casi cualquier cosa que la gente paga para ver en vivo. Y hasta
podremos ver que eventos que hoy tienen apoyo publicitario se van hacia el pay
per view, como las World Series o el Super Bowl.
Como
pueden imaginarse, el pay per view podría quitarle una enorme cantidad de
audiencia a la programación auspiciada por publicidad. Y sobre la base de lo
que sabemos sobre la forma en que los consumidores usan el video hoy, podemos
esperar un giro hacia estos servicios en las horas pico.
Videojuegos,
sin Publicidad.
Otra
apuesta enorme va a ser la de los videojuegos, especialmente para niños y
adolescentes, que son el público elegido por muchas marcas.
Ya
hemos visto, con Nintendo y Game Boy, que los chicos -y muchos adultos- pasan
horas con estos juegos.
Podemos
suponer que este hábito se incrementará cuando comiencen a aparecer, por
suscripción, nuevos canales de juegos, como el que acaban de anunciar TCI/Sega.
John Malone nos ha dicho que la suscripción a este nuevo canal costará entre
US$ 10 y 11 por mes. Permitirá a los usuarios disponer de hasta 50 juegos -de
duración ilimitada- por mes. Y él cree que los rogramadores de juegos pondrán
tanta energía promocional detrás del lanzamiento de cada juego como la que
respalda a las principales películas de Hollywood actualmente.
"La
gente podrá jugar un Sega en modo interactivo: podrán jugar contra el país, o
el mundo, si quieren", advierte Malone. "Usted introduce un nuevo
juego, digamos a las tres de la tarde, y el primer chico que descifra el código
del programa y llama a la línea 800 obtiene una beca universitaria de US$
100.000. Ya me entienden. Algo grande."
"Habrá
otros tipos de juegos. Usted podrá jugar con Jeopardy o Wheel of Fortune, o
tratar de adivinar el final de Murder, She Wrote. Atraerán a millones de
televidentes -niños y adultos por igual- y cada hora que pasen entretenidos con
estos juegos serán horas sacadas a la programación sustentada por
publicidad."
Liberación
del Compromiso.
Hay
otro tema que quiero mencionar, y es el del cambio de horario, o televisión a
pedido. En casi todos los tests de medios que se han realizado en el país, los
consumidores responden muy positivamente al cambio de horario. No quieren estar
atados al televisor cada domingo a la noche sólo para ver 60 Minutos. En la
mayoría de estos tests, han dado claras muestras de que pagarían un poco
más por la posibilidad de mirar su programa favorito en el momento que quieran.
Eso
podría crear un verdadero problema a las cadenas tradicionales, como dice Larry
Tisch: "Todo el mundo sabe que 60 Minutos está a las siete de la tarde del
domingo. Eso es 'TV compromiso'. Si yo dijera hoy a los estadounidenses: 'Bueno,
ustedes ya no tienen que ver 60 Minutos a las siete de la tarde del domingo,
pueden tomar ese programa del cable por el sistema pay per view, cualquiera sea
el momento en que lo quieran ver', yo personalmente creo que se puede destruir
toda la idea de la televisión-compromiso. No estoy seguro de que tenga sentido
tener un sistema en el que la gente pueda dejar de ver el programa con la idea
de que, si quiere, lo verá más tarde. Creo que el programa terminaría
perdiendo esa audiencia que tan importante es para la televisión de aire y para
el anunciante."
Esa
es una buena opinión, pero, como dice John Malone, los consumidores están
cansados de la "televisión-compromiso".
"Lo
más importante que estamos descubriendo en nuestra investigación de mercado es
que a la gente no le gusta estar esclavizada con un horario preprogramado. Y
que, si le dan la alternativa, se resistirá a que la fuercen -si ve un programa
particular que es de su agrado- a verlo en un momento determinado. Yo creo que
eso se va a terminar, y pronto."
Ahora,
es posible que el cambio de horario funcione a nuestro favor. Si la publicidad
cambia de horario junto con el programa, y la gente no tiene la opción de hacer
zapping, eso podría crear una audiencia todavía más grande que la que se
obtiene pasando el programa una sola vez en su horario.
Pero
si se da a la gente la posibilidad de usar el control remoto para acelerar la
película, perdemos esa ventaja. Y, por supuesto, si Larry tiene razón y la
gente termina por no ver el programa, no vamos a tener ningún beneficio.
Las
consecuencias son claras: va a ser más difícil que nunca llegar a los
consumidores con nuestra publicidad, mucho más llegar a ellos con la frecuencia
y regularidad que necesitamos para forjar la lealtad a nuestras marcas.
Como
dije al principio, no podemos dejar que eso ocurra. La publicidad televisiva es
la sangre que da vida a nuestro negocio, y debemos proteger nuestro acceso a
ella.
La
cuestión, por supuesto, es: ¿cómo lo hacemos?
Una
Página de la Historia.
Al
primer lugar adonde hay que recurrir es a nuestra propia historia. La publicidad
comenzó empresa.
Cuando
apareció la radio y todos tuvimos que comprar tiempo, además de espacio, y
vender con palabras y música pero sin imágenes, tomamos el control de nuestro
medio.
Creamos
la programación. Moldeamos el medio para que se adaptara a nuestras
necesidades. Ya no tratábamos sólo con diarios y revistas que la gente
compraba y leía todos los días. Tuvimos que forjar la lealtad del radioescucha
a la programación que nosotros auspiciábamos. Creamos la radionovela, las
comedias, los shows de variedades y de misterio. Convertimos al acto de escuchar
la radio los domingos por la noche en una institución familiar.
Aquéllos
eran días en que el negocio publicitario tomó el cambio tecnológico y lo
convirtió en la mejor herramienta de ventas jamás concebida.
Luego
vino la televisión, y todo volvió a cambiar: una vuelta a las imágenes, la
era de la demostración visual, un tiempo en que floreció nuestro negocio. Con
la televisión, podíamos hacer más que describir los beneficios de nuestros
productos. Podíamos mostrar esos beneficios: podíamos hacer que las tortas se
elevaran, que las manchas desaparecieran, que los pisos sucios se volvieran
limpios.
Y,
otra vez, el negocio de la publicidad tomó a la tecnología por las orejas y la
convirtió en una bonanza para los anunciantes. Los primeros cuarenta años de
la televisión podrían llamarse la "gran era de las marcas", una época
en que la publicidad podía crear los Tides, los Tylenols, los Pampers y las
Pepsis, casi de la noche a la mañana, aprovechando el enorme poder dinámico
que da el hecho de poder llegar a un público masivo, al dinamismo de las películas
y a la fuerza repetitiva de la lealtad de un público inmenso para beneficio de
nuestra programación.
Ahora
vamos a tener que tomar a la tecnología por el cuello nuevamente para hacer que
trabaje para nosotros. Pero no va a ser tan simple como lo fue adaptarnos a la
radio o la televisión, donde todo estaba a favor del anunciante. Ahora tenemos
competencia, no sólo entre los medios tradicionales que viven de los avisos
sino también de la programación sin avisos: entretenimiento e información que
representarán una fuente totalmente autónoma de ingresos tanto para los
proveedores de los medios como para los programadores.
Esta
es una verdadera amenaza. Estos nuevos proveedores de medios (o sea, empresas de
medios que proveen servicios nuevos) darán a los consumidores lo que quieren y,
potencialmente, al precio que estén dispuestos a pagar. Si las tarifas de los
usuarios reemplazan al ingreso publicitario, estamos en un serio problema.
Convertir
al Cambio en una Oportunidad.
Pero
yo no creo que eso vaya a ocurrir. Si este negocio hace lo que ha hecho antes,
ustedes van a convertir esta amenaza en una enorme oportunidad.
Tan
sólo piensen en algunas de las oportunidades que no hemos tenido antes:
*
Podemos usar la tecnología interactiva para enganchar a los consumidores en
nuestros comerciales.
*
Podemos dar al consumidor una respuesta directa. Si una mujer quiere saber cuál
de los esmaltes de uñas Cover Girl combina con el lápiz de labios que vio en
nuestro comercial, podemos responderle en el acto.
*
Podemos apuntar no sólo a segmentos demográficos sino a hogares en particular.
Si una familia tiene un bebé recién nacido, podemos asegurarnos de que reciban
el comercial de Pampers.
*
Podemos usar juegos, infomerciales, centros comerciales en video. Tenemos toda
una bolsa llena de nuevas herramientas para atraer e informar a los consumidores
y, si hacemos eso bien, podemos mantener sentada a la gente cuando llegan los
comerciales.
La
historia nos dice que el negocio de la publicidad se adapta aravillosamente a la
nueva tecnología. Pero no podemos quedarnos sentados. Debemos actuar. Entonces,
¿cuál debería ser nuestro plan?
En
el Mismo Barco.
Antes
que nada, tenemos que unirnos para definir mejor el mercado de video del futuro
y comprender de qué manera van a cambiar los hábitos de ver televisión de los
consumidores a consecuencia de estas nuevas tecnologías. Nuestro objetivo debería
ser definir las nuevas oportunidades para hacer la publicidad más efectiva, más
interesante y más persuasiva. Y ese aprendizaje debería luego ser compartido
por todo el negocio publicitario. Este tiene que ser un esfuerzo de cooperación
de todos nosotros, porque todos estamos en el mismo barco.
Preguntamos
a Sumner Redstone: ¿qué opina usted sobre el estado de la participación del
negocio publicitario en la planificación de su futuro?
"En
realidad, me ha sorprendido -considerando los enormes cambios que se están
produciendo ahora y que se producirán en los próximos años- que las agencias
de publicidad, y por supuesto los anunciantes, no hayan procurado desempeñar un
papel diferente y más importante en lo que va a ocurrir en el futuro multimediático."
"Probablemente
estemos al comienzo de la era de entretenimientos más excitante en toda la
historia del mundo, y si yo tuviera un papel en ella, estaría tratando de
aumentarlo. Y créanme, acabamos de hacerlo, a un costo de alrededor de US$
10.000 millones."
Le
preguntamos también a John Malone si él cree que las agencias de publicidad
tomarán un papel más activo en este proceso de cambio:
"Cada
anunciante tiene objetivos y públicos totalmente diferentes, y esos diferentes
servicios y tecnologías afectarán a cada anunciante en forma diferente.
Comprender esto -para ayudar a darle forma a medida que evoluciona- sería muy
útil para la comunidad publicitaria."
¿Qué
más tenemos que hacer? Tenemos que tomar prestada una página de nuestra propia
historia y comenzar a tomar el control de los nuevos medios. Toda la idea de
esta nueva tecnología es que hace más fácil prescindir del ingreso que antes
provenía de la publicidad y encontrarlo en las tarifas que paga el usuario. No
hay nada malo en eso. Le da más posibilidad de elección al consumidor, y nos
obliga a nosotros a ser más creativos.
Recuerden,
los consumidores están de nuestro lado. A ellos les gustaría que su
entretenimiento hogareño fuera gratis.
Entonces,
en la programación que armemos tenemos que asegurarnos de que los anunciantes
tengan acceso al público masivo.
En
realidad, todas las personas con quienes hablamos -líderes en su negocio-
estuvieron de acuerdo en que los anunciantes deberían volver al auspicio de
programas. Así es como lo explica Barry Diller: "Creo que los anunciantes
van a tener que auspiciar programas como ya lo hicieron en el pasado.
Creo
que deberán tener interés como propietarios en programas, ser responsables de
los programas y promocionarlos. Yo creo que eso es algo saludable."
Y
tenemos que formar activas alianzas de trabajo con los nuevos proveedores.
Como
lo explica John Malone, muchos de los proveedores de nuevos medios no comprenden
muy bien lo que nosotros podemos aportar.
"Creo
que tal vez los muchachos que están avanzando desde una perspectiva tecnológica
no piensan mucho en cómo afecta esto a la comunidad publicitaria, y en cómo la
comunidad publicitaria puede ser un fuerte aliado para el desarrollo de esos
nuevos servicios."
Tenemos
que asegurarnos de que comprendan lo que nosotros traemos a la mesa. Tal vez
nuestra participación signifique que una película pay per view puede sacarse a
mitad de precio -o incluso gratis- si incluye comerciales.
O
tal vez signifique que la tarifa mensual de US$ 10 que se paga por un canal de
juegos pueda reducirse a US$ 2 o US$ 3 si podemos integrar publicidad.
Aquí,
lo único que nos limita es nuestra creatividad, y nuestra capacidad para
demostrar que está en el interés de todos involucrar a la publicidad en estos
nuevos medios.
La
tercera cosa que debemos hacer es armar un plan de juego en cuanto a las
regulaciones y normas legislativas. La prioridad número uno es proteger el
acceso universal a los medios sostenidos por publicidad. Segunda prioridad:
asegurar la continuidad de la competencia entre los proveedores de los medios.
No está en el interés del público que las comunidades terminen con un solo
cable que llegue a sus hogares. Tom Murphy explica por qué: "Debemos
asegurarnos de que no terminaremos con un monopolio que controle la señal que
entra al hogar, y que, por lo tanto, esté en condiciones de exigir un alto
precio a los medios y al público por armar la programación que llega al
hogar."
Deberíamos
juntar a todas las asociaciones comerciales relacionadas con este negocio -la
Motion Picture Association of America y la Asociación Norteamericana de
Agencias de Publicidad, por ejemplo- para lograr nuestro objetivo. Y debemos
hacer esto lo más pronto posible porque hay otros
protagonistas
que ya se han sentado a la mesa.
Por
ejemplo, se ha formado un consejo asesor en infraestructura de la información
para trabajar con el secretario de Comercio Ron Brown.
Este
es un tema en el que tenemos que participar más. Es la única manera de
asegurar el acceso universal y la continuidad de la competencia entre los
medios.
Un
Llamado a la Acción.
Tenemos
mucho trabajo que hacer, y tenemos que comenzar ya. Por eso pido que juntemos
fuerzas y conduzcamos a la acción a nuestro negocio.
El
primer paso es que los planteles hagan una tarea muy importante: necesitamos
estudiar los diferentes tests a los consumidores, como el que realizó Time
Warner en Orlando, para descubrir todo lo que podamos sobre los intereses de los
consumidores; necesitamos desarrollar modelos para poder prevenir las
consecuencias que podrían traer sobre el alcance y frecuencia de la publicidad
la posibilidad de ver programas fuera de su horario y los servicios de teleguía;
necesitamos desarrollar un análisis detallado de cómo estas tecnologías podrían
afectar nuestro acceso general al público de televisión.
Luego,
tenemos que juntar a todos los jefes del negocio en una reunión cumbre, en no
menos de seis meses a partir de ahora. Tenemos que tomar posiciones sobre lo que
tenemos que hacer como negocio.
Jerry
Levin, de Time Warner, es un anunciante, un proveedor de programas y un
proveedor de medios, pero no tiene problema en ver esto como una oportunidad,
sobre todo, para el negocio publicitario.
"Si
yo fuera más joven y entrara hoy al negocio, no podría pensar en un momento más
excitante, en una oportunidad más atractiva para las cosas creativas que hacen
los anunciantes y las agencias."
Tal
vez no volvamos a tener otra oportunidad como ésta. Tomemos toda esta nueva
tecnología por las orejas una vez más y convirtámosla en una era de bonanza
para la publicidad.
Poco
ruido, muchas nueces
Con
un muy bajo perfil, e integrante del pelotón de las medianas, esta agencia con
44 años de vida produjo en el último año dos noticias de alto impacto al
alzarse con las cuentas de YPF y del Correo Argentino. Su presidente, Pedro Naón
Argerich, apuesta al valor de sus estrategias mientras sigue anexando pisos en
el edificio que ocupa &emdashya va por siete&emdash e incorpora activos:
desde un director general creativo hasta tecnología de última generación.
Quizás
hoy, más que nunca, el nombre latino con resonancias victoriosas que ostenta la
agencia se acomoda a los sucesos que le toca vivir. El primer gran salto
adelante se produjo el año pasado, cuando Vincit ganó la totalidad de la
cuenta de YPF, hasta ese momento nave insignia de la flota de clientes de ADV/Vázquez.
"Yo creo que la sensación de sorpresa la creó Jorge Vázquez. Llamó a
conferencias de prensa, publicó avisos, se sintió herido y transformó la cosa
en una especie de melodrama. Además dijo que era la cuenta número uno del país,
lo que no es cierto: YPF es la empresa más grande, pero no el mayor anunciante,
así que no era para tanto", dice Pedro Naón Argerich, presidente de
Vincit.
Claro
que, además de la actitud de su colega, hubo otros elementos que contribuyeron
a abonar el efecto sorpresa, como el hecho de que no se llamara a concurso para
reasignar la cuenta. Frente a esto, Naón argumenta que hacía ya tiempo que
ellos tenían parte de ella, la institucional, eventos y promociones, ("una
parte de mucho trabajo y quizá de menor facturación"), y que simplemente
se decidió unificar todo en una agencia.
El
otro factor que removió el avispero publicitario tenía que ver con la
envergadura y el bajo perfil de Vincit. "A mí me fastidia terriblemente la
cuantificación", afirma su titular; "lamentablemente vivimos en una
época en que todo son números y números, se miden las calidades y los éxitos
en base a resultados manejados por cifras, y a mí me entusiasma la actividad
publicitaria por el desafío de comunicar, que es la última aventura que le
queda al hombre. Si vamos a lo cuantitativo, al famoso ranking de facturación,
nosotros fuimos los primeros en adherirnos al sistema y estábamos a la cabeza;
después se unieron las grandes agencias, especialmente las multinacionales, y,
lógicamente, retrocedimos, pero en nuestro nicho de mercado siempre nos
mantuvimos igual".
En
cuanto a otra forma de cuantificar el éxito, que tiene que ver con la
creatividad medida a través de premios, Naón es contundente: "Nosotros
elegimos el camino de los resultados. Todos nuestros clientes nos acompañan
durante muchísimos años; si uno observa nuestra cartera actual, la mayor parte
está constituida por cuentas que tienen más de una década. ¿Por qué son tan
fieles? Porque les damos resultados. Cuando una agencia es más famosa que su
anunciante, se está equivocando. A nosotros nos contratan para hacer famoso al
anunciante y especialmente a su producto. La Argentina, a través de la apertura
económica, se metió de golpe en el mundo, y el mundo se metió en ella con
todo su brillo y su esplendor. Eso está bien, pero muchas empresas compraron
una especie de esnobismo, de figuración, y ahora que la competencia se hizo muy
dura se dieron cuenta de que una cosa era ese brillo superficial y otra los
resultados duraderos. Ese es nuestro camino, nuestra diferenciación".
Relaciones,
éxitos y suspicacias
¿Pesan
las relaciones personales que a veces se tejen con los directivos de una empresa
para que ésta opte por una agencia? "Ninguna empresa", dice Naón,
"va a otorgar un servicio de comunicación por amiguismo. Sí puede haber
un aspecto de confianza en cuanto a estrategia, y ahí entra la confianza en la
gente que maneja las agencias. Las empresas buscan conducta, y nosotros hemos
tenido 44 años de conducta. Hay un proverbio que dice: 'Nunca hagas un negocio
con un amigo porque vas a perder el dinero y el amigo', pero podría haber uno
contrario: haz un negocio con honestidad y transparencia y ganarás muchos
amigos. Y eso sí me pasa".
El
segundo gol de Vincit en los últimos meses fue ganar la cuenta del Correo
Argentino, en un concurso en el que jugaban varios nombres estelares; de ahí el
interrogante natural: ¿por qué creen que fueron ellos los que subieron al
podio? "Para que quede claro &emdashseñala Naón&emdash, estaban
todos los pesos pesados, con todas sus medallas, sus grandes facturaciones, pero
creo que ahí ganaron nuestras estrategias, nuestras ideas y, obviamente,
nuestras soluciones creativas; cuando uno crea comunicación con estrategias está
apuntando a la trascendencia, a poder desarrollarla durante varios años, y eso
es decisivo."
¿Qué
reflexión le suscita la reacción de sorpresa y, en ciertos casos, de
suspicacia por parte de algunos colegas? "Me duele que se hable sólo de
YPF y del Correo, porque yo tengo otros clientes muy importantes", señala
Naón.
"Con
respecto al ambiente publicitario, quizá sea el momento de hacer una autocrítica;
hay un proverbio que dice: 'Los hombres son como las latas, cuanto más vacíos,
más ruido hacen'. Tengamos cuidado con las agencias que hacen tanto ruido,
porque si estamos convirtiendo en un show algo serio, como es el negocio de la
publicidad, nos estamos equivocando; si pensamos que los que figuran, los que se
visten extrañamente, los que se premian en base a avisos que hacen a medida
para ganar festivales, son los exitosos, se está errando el perfil."
"Los
clientes buscan resultados, inteligencia, estrategias, creatividad en serio;
pero si lo que se ha armado es un show alrededor de esta actividad, los que están
en ese show quizá miren con suspicacia, aunque en el fondo tienen muy claros
los resultados que dan las encuestas de opinión y las cajas registradoras de
las empresas."
En
materia de culturas creativas, nadie mejor para hablar que el flamante director
general creativo, Fabián Maison. Ex J. Walter Thompson, ocupa desde hace siete
meses una posición que antes no existía en Vincit. "Yo no sé si cabe el
término cultura, prefiero hablar de políticas creativas; cada agencia define cómo
quiere encarar la creatividad. Aquí el criterio a seguir se basa en un
equilibrio muy preciso entre impacto creativo y estrategia, es decir, impacto
con contenido. Aparentemente es más fácil hacer sólo una de las dos cosas, o
sea, tengo una buena estrategia y la traduzco directamente en la comunicación,
o no pienso estratégicamente y me siento a garabatear en un papelito a ver qué
viene. Esos son trabajos incompletos; personalmente, pienso que hay que apuntar
a todo."
Maison
viene de dirigir un equipo creativo en Thompson, y admite que su nueva función
es más complicada, pero lo entusiasma el desafío: "Tenemos tres equipos
creativos, el área de diseño gráfico y el departamento de producción
audiovisual, que es flamante en todo sentido; no sé si hay otra agencia que
tenga el mismo equipamiento que tiene Vincit".
En
cuanto a si hay productos más agradecidos a la hora de crear, Maison no tiene
dudas: "Estoy convencido de que con cualquier producto se puede hacer
excelente publicidad. Es cierto que no todas las empresas quieren hacer la
publicidad más vistosa, pero, bueno, también hay que saber adaptarse; uno está
al servicio del cliente".
Naón
es contundente al exponer la meta que Vincit se ha planteado: "No queremos
ser una agencia grande, sino una gran agencia, con todo lo que esto involucra:
seguir buscando, investigando, perfeccionándonos en todo, en lo estratégico,
en lo creativo, siempre al servicio de los clientes y no necesariamente con una
gran figuración".
Marketing
y publicidad
Cada
cual atiende su juego
Con
una imagen mucho más definida que la que tiene el sistema que les dio vida, las
administradoras vuelcan sus esfuerzos de penetración según los targets. Todo
vale, según para quién: televisión, radio, gráfica, vía pública, auspicios
de acontecimientos culturales y deportivos, o de causas de bien público. Pero
sobre todo, y para todos los casos, mucho marketing directo.
A
casi cuatro años de su debut, es evidente que las AFJP tienen una imagen
propia. Claro que esa imagen puede ser muy distinta, según los casos: la opinión
pública las vincula con un socio, una región, su clientela o un eslogan. Sin
embargo, aún sabe poco o nada acerca de cómo funciona el sistema de
jubilaciones y pensiones. Frases como "¿Qué vas a ser cuando seas
grande?", cortinas musicales como el tema "Forever young", una
moneda dorada o siglas como PPO pueden ser, indistintamente, el símbolo de las
administradoras.
Otro
grupo que quedó enganchado a la imagen de sus socios. "Existe una fuerte
asociación con el accionista mayoritario: nos reconocen como la AFJP de
Osde", confiesa Jorge Saumell, gerente general de Arauca-Bit. Este fenómeno
se repite con otras firmas, sobre todo cuando se habla de la AFJP,
indefectiblemente mencionada como la administradora del Banco Nación.
Hay
también un segmento que logró identificarse con su circuito geográfico de
acción. "Tenemos una imagen fácilmente reconocible en Córdoba y en el
noroeste del país", asegura Marcelo Aguirre Paz, gerente de Ventas de
Claridad. Algo similar sucede con ProRenta, cuyo eje de operaciones se centra en
el interior.
Y
hay más: "La opinión pública reconoce a nuestra AFJP como la
administradora de la gente de altos ingresos", afirma Sergio Rodsevich,
jefe de Marketing de Generar. Esta idea parece haber incorporado cierta dosis de
cholulaje a la actividad: no faltan quienes hacen lo imposible por ingresar a la
AFJP de los ricos y famosos, aunque los números no les cierren.
En
líneas generales, el mayor flujo de la inversión publicitaria del sector se
destina a la televisión. Los medios gráficos y la vía pública comparten, en
pie de igualdad, el segundo puesto. Además, prácticamente no quedó
acontecimiento deportivo o cultural que no contara con el auspicio de una
administradora. Se busca de ese modo un fuerte impacto social, una mayor difusión
de sus productos y, en algunos casos, una mejor penetración en determinados
targets, como la gente del polo, el rugby o la equitación.
Pero
la estrella de los esfuerzos por la imagen es el marketing directo, y
especialmente los servicios a los afiliados. "La mayor parte de nuestro
presupuesto fue dirigida a la atención al cliente", subraya Leandro
Depoian, jefe de Marketing de ProRenta, y explica: "Consideramos que el
gran desafío de los próximos años es alcanzar la fidelidad del afiliado a
través del servicio".
Para
posicionarse en la carrera que persigue esa meta, en la que hay coincidencia en
el mercado, muchas administradoras efectuaron fuertes inversiones para capacitar
a sus fuerzas de venta, que incluyeron hasta la impresión de numerosos
materiales didácticos.
Distintos
targets
"Nación
AFJP es multitarget por excelencia", define su gerente general, Marcelo
Busto, y amplía: "Nuestro mercado es toda la población económicamente
activa, no importa su renta, su ubicación geográfica ni otras características".
Esa estrategia es la que adoptó la gran mayoría de las administradoras en el
momento del lanzamiento. Muchas la mantienen; otras fueron dándole algunos
retoques.
"Nuestro
público objetivo se centra en los clientes y asociados a los bancos y compañías
vinculadas a la AFJP", explica Martín Lanusse, gerente comercial de
Previsol. "De ese modo, el target al que apuntamos desde el inicio son los
empleados de las pequeñas y medianas empresas, trabajadores de todas las
categorías y profesionales", añade.
También
desde los primeros tiempos del sistema se perfilaron nítidamente algunos
modelos particulares de administradoras: las regionales (Afianzar, Fecunda,
ProRenta), las sindicales (San José, Futura) y las creadas por una firma para
atender a su gente (Unidos).
Sin
duda, el segmento de altos ingresos fue y sigue siendo el más codiciado. Sólo
dos AFJP se dirigieron a él desde el comienzo: Generar y Profesión + Auge. Más
tarde, el bajo nivel de captación de otra clase de proyectos engrosó la oferta
dirigida al sector más atractivo.
"La
composición de nuestra cartera es bastante variada, pero poco a poco gira hacia
los estratos de elevado poder adquisitivo", dice Pedro Borda, gerente
general de Ethika, y agrega: "El mercado ofrece oportunidades para
distintos esquemas de negocios. Se puede obtener, a través de la especialización,
la preferencia de determinados grupos".
Distintas
estrategias
"Nos
relacionamos desde nuestros comienzos con la cultura pues es un aporte más a la
comunidad", señala Gladys Rodríguez, gerenta de Marketing de Previnter.
"Esto nos valió el premio de Benefactor de la Cultura", agrega. La búsqueda
de afiliados de remuneraciones altas llevó a Previnter a patrocinar seminarios
de especialización empresaria, como el Programa Integral hacia la Calidad
Total, Perspectivas Económicas para 1988 y las actividades de capacitación
organizadas por HSM.
Otras
administradoras buscaron la consolidación de su imagen por medio de lo
humanitario &endashasociando sus nombres a iniciativas de entidades del tipo
de Unicef&endash, lo ecológico y la vida sana.
Al
momento de la puesta en marcha del sistema, mucha gente confesó haber elegido
su administradora por sus accionistas. Hoy, sin embargo, pocos conocen la
composición de la propiedad de las AFJP y saben menos aun acerca de sus
vinculaciones empresarias nacionales e internacionales.
Al
margen de los bancos y las compañías de seguros, en ese orden principales
accionistas de las administradoras, existen hoy en la Argentina dos grupos
previsionales integrales &endashConsolidar y Ethika&endash compuestos
cada uno por una AFJP, una prepaga médica y una aseguradora de retiro y vida.
Consolidar cuenta, además, con una ART.
Otras,
como Siembra, conforman grupos empresarios más orientados hacia la actividad
aseguradora. Al mismo tiempo, varias administradoras forman parte de redes
internacionales; son los casos de Ethika, Orígenes, Previnter y la propia
Siembra.
Más
por menos
Una
norma reciente derogó la obligatoriedad de que las fuerzas de venta mantuvieran
relación de dependencia con las administradoras. En el mercado se interpreta
que de esta forma no se anulan puestos de trabajo sino que se disminuyen costos
sin aumentar la desocupación. "Se trata de que los vendedores puedan
ofrecer también otros productos relacionados con la jubilación privada",
dice una fuente del sector.
A
pesar de que un gran número de AFJP estudia todavía esa alternativa, algunas
ya la pusieron en práctica con éxito. "El pluriproducto no es algo nuevo
para nosotros, que desde el año pasado actuamos como un grupo
previsional", destaca José Aragone, gerente de Marketing de Consolidar.
"Este hecho nos permite brindar a los promotores la posibilidad de operar
con productos como ART y seguros de retiro", agrega.
En
la actualidad las administradoras tienen &endashen mayor o menor medida, según
los casos&endash luz propia. Pero, ¿pasa lo mismo con el sistema? ¿La
gente conoce cómo funciona? Nadie cree que la respuesta sea igualmente
afirmativa. En parte, porque el factor tiempo juega en contra: muchos ven la
jubilación demasiado lejana, como parte de un futuro muy mediato.
"La
imagen del sector se segmentó por edades", asegura Carlos Gil Garbagnoli,
gerente de Producto de Siembra, y explica: "Los menores de 35 años
entienden los aportes previsionales como un impuesto al trabajo y, desde esa óptica,
las AFJP funcionan como un agente de retención. En cambio, los mayores de esa
edad, como están más cerca del retiro, ven en el sistema una opción futura de
bienestar y seguridad que no percibían en el régimen anterior".
Pese
a todo, en el mercado hay quienes creen que la gente, aunque sea prendida con
alfileres, tiene alguna idea de los fundamentos del funcionamiento del sistema
de capitalización. "Ese conocimiento se consolidará gradualmente en
determinados estratos, y con la participación de los segmentos responsables se
difundirá totalmente el sistema", pronostica Jorge Gatto, gerente general
de Profesión + Auge.
Cuadros
¿Qué
visión tiene la gente del sistema?
Arauca-Bit
Insuficiente
Claridad
Superficial
y confusa Consolidar
Aporte
es un ahorro previsional Ethika
Confía
en sus beneficios Generar
Solidez
Nación
|
Escaso
interés por el tema Previnter
No
tienen un conocimiento profundo Previsol
Reconoce
sus ventajas Profesión
+ Auge Poco
conocimiento ProRenta
Conocen
los principios del sistema Siembra
|
Venta
televisiva
Mire
y compre ya
Como
secuela de un fenómeno iniciado en Estados Unidos, las pantallas de los
televisores argentinos se convirtieron en los últimos años en seductores
escaparates desde donde se venden directamente los artículos más diversos.
Este canal, signado por la imprecisión respecto de su volumen real, y
hegemonizado hoy por dos empresas, minimiza por ahora el impacto que le
significará la irrupción de Internet.
La
búsqueda permanente de canales alternativos para la venta llevó a las empresas
a incursionar en el marketing directo y a utilizar herramientas impensadas años
atrás. Sólo a fines de los '80 unos pocos ejecutivos apostaron al expendio de
sus productos a través de la televisión. Entre noticias, películas y
entretenimientos varios, la tantas veces denostada caja boba también comenzó a
tener tiempo para ser una eficaz vendedora.
El
asunto empezó, como en tantos otros casos, en Estados Unidos. Algunas
estaciones de cable ofrecían a sus abonados canales que dedicaban las 24 horas
a la comercialización de productos. Y el experimento daba resultados. Las
grandes compañías fabricantes de electrodomésticos (como General Electric o
Westinghouse) comenzaron a utilizar sus saldos remanentes de producción para
incursionar en esta nueva modalidad, que adoptó como nombre genérico el de
compra directa.
Con
la iniciativa tomada por los grandes, empresas más pequeñas se metieron con
mucha fuerza en la televisión estadounidense con sus productos para la cocina,
el hogar, la belleza o el cuidado corporal, y obtuvieron resultados más que
satisfactorios.
En
la Argentina la precursora del rubro fue Freehouse. Allá por 1989, ofrecía
electrodomésticos y otros artefactos para el hogar con un incesante bombardeo
publicitario en Canal 2 y varias señales de Cablevisión, todas ellas por
entonces propiedad de Eduardo Eurnekián. Al comienzo, el sistema funcionó.
Después, los desacuerdos de Eurnekián con sus socios en el emprendimiento y
los precios demasiado caros abortaron lo que parecía una buena idea.
Con
el ejemplo de lo hecho por Canal 2, las demás emisoras de televisión abierta
se lanzaron a profundizar el mismo concepto. Así, Canal 9 pergeñó
Videoshopping, Telefé experimentó con Telehome y Canal 13 &endashcon la
infraestructura del diario Clarín&endash probó con Telebazar, asociado con
Sprayette, una empresa que ya conocía el terreno por su experiencia en la venta
telefónica o por catálogo.
Ninguna
de las mencionadas arribó a buen puerto. "El negocio es demasiado complejo
como para que alguien lo aborde como una actividad secundaria, complementaria o
adicional", explica Roberto Cherashny, presidente de Sprayette. Y agrega:
"Si la venta directa no es el core business de la compañía, el negocio no
funciona".
Según
los datos que manejan los auditores publicitarios locales, la venta de espacios
en el rubro venta directa por teléfono descendió de $ 81,7 millones en 1995 a
$ 52,5 millones en 1996. Para el '97 las estimaciones estaban en el medio: entre
$ 60 y $ 65 millones. Claro que para poder avanzar en la descripción y el
funcionamiento del negocio hay que hacer algunas salvedades. La primera: no hay
cifras precisas. Las dos principales empresas (Sprayette y TeVe Compras) no se
ponen de acuerdo sobre el volumen total del mercado ni sobre la respectiva
participación de ellas en él. La segunda tiene que ver con que las firmas sólidas
y que trabajan con continuidad son pocas.
"Hubo
un momento en que esto parecía un lecho de rosas y por eso se metieron un montón
de advenedizos y mentirosos que desprestigiaron el negocio en general",
dice Cherashny. "Ahora muchos están perseguidos por la Justicia, pero aún
se las arreglan en la ilegalidad para encontrar testaferros que les permitan
seguir engañando a la gente", añade Ricardo Saragovi, presidente de TeVe
Compras.
Empresas
vs. auditores
Más
allá de la participación de los terceros en discordia, un simple vistazo a la
pantalla televisiva del cable permite apreciar que Sprayette y TeVe Compras
gozan del protagonismo casi excluyente en el negocio. Cherashny aclara que
"se llega al éxito teniendo los mejores comerciales que permitan
diferenciar el producto de los de cualquier aventurero, desde la presentación y
el impacto". Su empresa &endashSprayette&endash cuenta con una base
de datos de tres millones de potenciales clientes (que crece día a día) y
declara un market share cercano a 50% en un mercado cuya facturación global
supera los $ 50 millones anuales.
Esta
cifra conjunta de facturación sonaría ilógica frente a montos de inversión
publicitaria que son superiores. "La inversión publicitaria no está bien
medida &endashdescarga Cherashny&endash porque se toman precios por
minuto como si fuera una venta minorista, cuando en realidad nosotros negociamos
por paquetes y obtenemos precios mucho mejores. Los auditores pueden estimar
que, por nuestra presencia en pantalla, estaríamos invirtiendo una cifra, pero
no cuentan que la compra al por mayor provoca un resultado diferente del que
ellos manejan."
Con
"varios miles de llamados diarios", el titular de Sprayette dice que
"en los compradores la proporción entre hombres y mujeres está bien
repartida", mientras destaca que "lo mismo sucede entre Capital-Gran
Buenos Aires y el interior: es mitad y mitad". Analizando el perfil de los
consumidores, Cherashny remarca que "cuanto más baja el nivel social del
comprador, mayor es su fidelidad".
"El
costo de operar es muy alto, los impuestos son más elevados que los de Brasil,
el correo no termina de ser del todo eficiente y la rentabilidad no es
espectacular", se ataja el hombre de Sprayette como para aventar la idea de
que el negocio sea "bárbaro y sencillo".
La
escalada publicitaria y los avisos cada vez más sofisticados ponen al mercado
en una situación de alta competencia. "Hay más agresión y la gente va
perdiendo el encantamiento; estamos mandando unos mailings muy lindos, pero aun
así la gente no se entusiasma", dice Cherashny. Sobre TeVe Compras
sostiene que son "followers" que sólo traen productos e imitaciones
de Oriente. Para sacar patente de seriedad, afirma que "Sprayette empezó a
trabajar con conceptos de venta directa en 1983 a través de diarios y revistas,
con toda una continuidad y una trayectoria en el sector que nos permiten tener
convenios firmados con Interwood (la más poderosa en infommercials de dos
minutos) y Quantum (con mayor peso en los de 30 minutos).
Desde
el otro rincón
Saragovi
maneja otros datos en cuanto a la facturación del mercado y la participación
de cada contendiente en esa puja. "El mercado es de más de $ 80 millones
&endashsostiene&endash; TeVe Compras posee la mitad, mientras Sprayette
tiene 35% de market share". Cherashny replica que "TeVe Compras tiene
la mitad de telemarketers que nosotros y ése es un claro signo de que Sprayette
es más fuerte". Aunque la inversión publicitaria aparente de Sprayette es
superior a la de TeVe Compras, las imprecisiones (compartidas por uno y otro) en
torno de la efectividad de las mediciones priva de eficacia a la comparación.
De
todas formas, TeVe Compras no es una improvisada que encontró la veta de la
noche a la mañana. "Estamos en este negocio hace ocho años y en la
televisión hace cuatro &endashcuenta Saragovi&endash; creo que la gente
nos recordará porque vendíamos el Victor English Method, y somos líderes en
el mercado." En su empresa también se apuesta a comerciales de alta
producción como factor diferenciador: "De nuestros avisos, 75% son
importados y doblados, y nosotros tratamos de aprender de ellos", señala
el titular de TeVe Compras.
Sin
duda, uno de los insumos más caros del negocio es la información. Saber qué
funciona, qué es un fracaso, cuál es el nivel de precios adecuado y qué tipo
de comerciales tienen gancho son algunas de las preguntas clave que se hacen
todos sus protagonistas. "En el '95 los productos que más vendían estaban
relacionados con la cocina; en el '96 el boom fueron los de gimnasia, y el '97
se perfiló hacia la música, un terreno en el que podemos ofrecer colecciones
sin que aparezcan vendedores ofreciendo en cada semáforo productos chinos que
imitan a los nuestros", señala Saragovi.
Los
consumidores de TeVe Compras son en 55% de los casos mujeres y, por nivel
socioeconómico, la mayor concentración de compradores está en el target
C1-C2-C3. Con respecto a la edad, la media ronda los 40 años.
Esta
actividad, que parecería ser floreciente &endashal menos para las dos líderes&endash,
tiene un escollo en su horizonte que todavía no fue suficientemente analizado:
la venta por Internet. La red, como en tantos otros rubros, podría desplazar a
las intermediarias de su sitial poniendo el acento en la relación directa entre
productores y consumidores, y esto achicaría dramáticamente los márgenes para
Sprayette o TeVe Compras. "Esa es una historia que discutiremos en el 2000;
todavía nos quedan dos años para seguir perfeccionando lo que hacemos",
dice Saragovi y suscribe Cherashny.
Entre
los catalogos y la web
En
Estados Unidos la venta telefónica es un verdadero fenómeno con una
competencia incesante y una gravitación fundamental en la industria televisiva:
factura más de US$ 3.500 millones por año.
Aunque
hay dos empresas que se reparten la mayor porción de esta torta, no paran de
surgir pequeños sistemas regionales &endashque venden sólo en su zona de
influencia, como en California, Texas o Indiana&endash que también ganan
market share. De todas formas, Home Shopping Network (HSN) y QVC Network son dos
gigantes casi invencibles.
Las
ventas de las dos líderes han crecido a un promedio de 15% anual durante el último
lustro. Para poner un ejemplo, HSN tiene llegada a 45 millones de hogares y, en
1996, envió más de 35 millones de paquetes. Una huelga de la empresa estatal
que envía los bultos casi hizo colapsar el perfecto engranaje de este canal
cuya base de datos guarda registros de más de 15% de la población de su país.
1
QVC,
en tanto, cuenta con equipos que le permiten procesar casi dos millones de
llamadas diarias y, para evitar inconvenientes y aranceles, posee una tarjeta de
crédito propia, igual que HSN.
Con
el sustento ganado en la pantalla y la competencia feroz de la venta por catálogo
(cuya facturación está en torno de US$ 4.000 millones), los canales de sales
televisivas pelean a la vez con las empresas que venden en Internet. Por ahora
van perdiendo sólo frente a los catálogos, en un segundo puesto que muchos
querrían lucir, ya que en este caso estar detrás del líder no significa ganar
menos: los costos de las empresas de teleshopping norteamericanas son inferiores
a los de venta por catálogo y, por ende, las televendedoras se consuelan
ganando más dinero que sus adversarios, aunque éstos facturen más.
Publicidad
Certificado
de buena salud
El
último año ratificó que la actividad sigue gozando de buena salud, y su
vitalidad se tradujo en una serie de movimientos: desde la adquisición de
algunas agencias importantes por parte de cadenas internacionales hasta la
arrolladora irrupción de las encabezadas por jóvenes creativos, que
ratificaron que las buenas ideas siguen siendo negocio. La inversión creció al
ritmo del PBI y, si bien el '98 pinta igual, quedan debates pendientes.
El mundo publicitario vivió un año signado por un par de improntas. Una
fue la de la movilidad, que abarcó casi todos los órdenes: transferencias de
cuentas, adquisiciones y asociaciones de agencias, pases de creativos y
ejecutivos. La otra, la consolidación o irrupción de jóvenes agencias que
basaron su éxito en la fórmula de apoyarse en la excelencia de su creatividad.
En algún punto, ambas tendencias confluyen y, en un juego dialéctico,
influyeron y fueron influidas por la actitud tanto de los grandes clientes como
de los big players internacionales de la actividad.
Los procesos de globalización e integración regional hicieron sentir su
peso también en este rubro. El afianzamiento del Mercosur empujó a los
publicitarios locales a levantar la vista y fijarla en el paisaje del vecino
mayor. Brasil no sólo exhibe un importantísimo volumen económico en la
actividad, sino también una tradición relevante en materia creativa. Así, en
un lógico intento de acompañar a las empresas argentinas en su ingreso a ese
mercado y no perder importantes tajadas del negocio, se empezaron a afirmar las
asociaciones de agencias nacionales con sus pares tras la frontera.
La globalización, por otra parte, también impulsó a algunas cadenas
multinacionales a pisar fuerte en este territorio. No solamente para seguir más
de cerca la evolución de sus clientes multinacionales sino, en algunos casos,
con la idea de instalar una sólida cabeza de playa para sus operaciones en el
Cono Sur.
Así, en el último trimestre se sucedieron varios resonantes pases de
manos; Grey Advertising se alzó con la totalidad del paquete accionario de su
hasta entonces socia Casares, y el grupo Publicis &emdashlíder en
Europa&emdash, que en el '96 había adquirido a la brasileña Norton, compró
60% de las acciones de Capurro.
Pero, sin duda, el episodio de más impacto tuvo como protagonista a ADV
Vázquez. La agencia había comenzado el '97 con un par de traspiés de no poca
magnitud, al perder la totalidad de la cuenta de YPF &emdashque pasó a
Vincit&emdash y una parte significativa de la de Telecom, que fue a parar a
las ágiles cabezas de Agulla & Baccetti. Si bien hacía tiempo que Jorge Vázquez
estaba buscando un nuevo socio internacional &emdashluego de su frustrada
experiencia con Ayer&emdash, sorprendió al mundillo publicitario al
desprenderse del control de su empresa con la venta de 65% del capital a Bozell.
Aunque en todos los casos se afirmó que el management permanecería en
manos de sus antiguos titulares, conociendo el estilo gerencial que caracteriza
a las grandes cadenas resulta difícil creer que, a la corta o a la larga, no
terminarán colocando a su propia gente en los lugares clave de gestión de sus
adquiridas.
Pero la saga de ventas no parece haber terminado. Sobre fin de año
sonaba con insistencia el rumor de tratativas en curso entre Daniel Verdino y su
por el momento minoritaria socia Bates, que apuntarían a concretar el traspaso
a la cadena de una significativa porción del paquete accionario.
El
boom creativo
Hay
dos fenómenos imposibles de omitir a la hora de esbozar un racconto del año
que pasó, y que de alguna manera configuran también una tendencia. Uno es el
despliegue de los inefables Agulla & Baccetti, que a lo largo del '97 no se
privaron de casi nada. Incorporaron cuentas de gran envergadura
&emdashQuilmes, nuevos productos y servicios de Telecom, Levi's, De Longhi,
entre otras&emdash, lo que les permitirá cerrar el ejercicio con una
facturación que ronda los US$ 38 millones; se dieron el lujo de traer al
director alemán Wim Wenders para filmar un comercial para el Renault Megane de
casi dos minutos de duración, y se asociaron con el grupo Lowe, que adquirió
20% de las acciones. Como si hiciera falta demostrar que son capaces de casi
todo, sedujeron de tal forma al polémico Frank Lowe que, una vez cerrado el
trato, terminó regalándoles un Jaguar a cada uno.
Pero más allá de lo anecdótico, lo cierto es que crecieron y sentaron
cabeza sin perder un ápice de su arrolladora creatividad, hasta tal punto que
generaron lo que se dio en llamar el síndrome Agulla & Baccetti, que en
definitiva no es otra cosa que jugarse por la apuesta creativa y que marcó en
mayor o menor medida a otras agencias. Resulta difícil elegir una de entre sus
muchas piezas destacadas, pero sin duda el "Futbol" que hicieron para
Quilmes &emdashdonde Agulla se dio el gusto de poner la voz en un rap que
conmovió a todas las hinchadas&emdash tendría derecho a ser el aviso del año.
No sólo por su calidad, sino porque demostró que los chicos malos que hacen reír
también pueden apelar a la emoción, a la pasión, y hacer decididamente un gol
de media cancha.
El otro fenómeno lo constituyó la recién nacida agencia
VegaOlmosPonce, que en apenas ocho meses de vida acumuló clientes de la talla
del Banco Francés, Audi o La Nación, y facturó cerca de US$ 11 millones, un
verdadero récord en la historia de la publicidad local. La fórmula se inscribe
en la tendencia señalada: talento creativo, en este caso en la cabeza de dos
profesionales de aquilatada trayectoria.
Premios
y balance
En
materia de premios internacionales, Lautrec dio el batacazo en Cannes al obtener
un León de Oro en fílmica &emdashgalardón que no se lograba desde hacía
casi dos décadas&emdash, con su pieza de la profesora de francés para la
AFJP Consolidar, ratificando así que su buena muñeca no se limita a la gráfica
(en la que había obtenido otro león áureo para la campaña de Sony).
En el mismo certamen, Fernando Fernández confirmó que su natural bajo
perfil es inversamente proporcional a su nivel creativo, al lograr tres Leones
de Plata con sus avisos para la compañía de seguros La Estrella.
Pero, claro, no sólo de premios vive la publicidad. Entre las grandes
agencias, Young & Rubicam mantuvo sus estándares al igual que J. Walter
Thompson, mientras McCann Erickson, sin prisa pero sin pausa, se dedicaba a
incorporar cuentas hasta conformar una cartera que probablemente la hará subir
algunos escalones en el ranking de facturación.
Ratto, además de sostener su línea creativa y sus clientes, se dio el
lujo de ser la anfitriona para la reunión mundial de la cadena BBDO
&emdashsocia con 40% de su capital&emdash, que por primera vez se llevó
a cabo en América latina. 1
Como conclusión, se puede afirmar que fue un buen año para la
actividad. Según las estimaciones de la Asociación Argentina de Agencias de
Publicidad, la inversión en el sector habría crecido por encima de 5% (y muy
probablemente arañando el incremento de 8% registrado en el PBI), lo que es una
demostración de su estado de salud, en la medida en que acompaña el
desenvolvimiento de la economía real.
Para el '98 se perfila un panorama similar, pero con un agregado vital: más temprano que tarde tiene que llegar la hora de debatir algunos grandes temas pendientes, desde los sistemas de remuneración hasta el blanqueo de los costos reales de ciertos ítem, en una suerte de barajar y dar de nuevo. Quizá los próximos 12 meses deparen más sorpresas que las esperadas.
Publicidad
en Internet
Los
pioneros de los avisos virtuales
Aunque
el universo de navegantes locales es todavía acotado, la mayoría de las
empresas avizora un futuro promisorio para este nuevo medio. Así, no conformes
con instalar sus sites institucionales, un puñado de adelantados ha comenzado a
poner avisos en la Web, convencidos de que ésta se transformará en una
herramienta de marketing fundamental y de que colocarse en la pole position
suele ser clave para ganar cualquier carrera.
Internet
es un nuevo y vasto territorio, quizá realmente el séptimo continente, según
lo definió el pensador francés Jacques Attali. Atesora riqueza, y mucha, según
los analistas de la webonomics que calculan, para el año 2000, un mercado total
de más de US$ 23.000 millones a facturarse en la Web.
Pero
hacer negocios en la red de redes tuvo -y tiene- sus bemoles. Sus primeros
habitantes, los cibernautas primitivos, eran bastante díscolos y reacios a la
contaminación comercial de ese espacio, que consideraban destinado
exclusivamente a la intercomunicación personal y a la búsqueda de información;
una tribu cerrada y, para muchos -sobre todo para los marketineros- enemiga. La
colonización masiva, la multiplicación geométrica y universal de sus
navegantes, fue venciendo aquellas barreras e incorporando naturalmente los códigos
que rigen en todas las sociedades modernas. Así llegaron los sites de las
empresas, las transacciones y, con ellas -un poco antes o un poco después según
los casos-, la publicidad.
Quizá como resabio de aquel dogma originario, todavía hay quienes suponen que poner avisos en la Web es inútil o incluso contraproducente. Pero hace ya tiempo se ha demostrado que la gente consume publicidad, y con verdadera fruición. En ese sentido es revelador un dato obtenido en un reciente estudio sobre las actitudes de los espectadores de la televisión realizado por la consultora Total Research para el pool de compra de medios Espacios: la mayoría de los encuestados dijo que un canal sin publicidad "es aburrido". Cabe aquí la traspolación, dado que los cibernautas ya no son una raza aparte; son los mismos que ven televisión, van a los shoppings y, fundamentalmente, consumen.
De la tanda al banner
En
este vasto nuevo mundo de la Internet, la Argentina es por ahora una pequeña
comarca poblada por una cantidad de navegantes que distintas estimaciones
calculan entre 50.000 y 80.000. Aunque, como se verá más adelante, todos creen
en una cercana explosión demográfica. Así y todo, hoy por hoy ya hay una legión
de pioneros que han plantado su estandarte publicitario en la región.
Estandarte, porque su versión inglesa banner es, precisamente, la denominación
del aviso en la Web. Las razones, con ligeros matices, suelen coincidir.
Un
gigante de los productos de consumo masivo como Arcor salió a anunciar en la
Web aun antes de tener su propio site y plantó su banner el El Sitio, un
megasite de entretenimiento e información. "Para explicar por qué",
dice Enrique D'Alessandro, gerente de Comunicaciones y Relaciones Públicas,
"tendría quizá que remontarme a varios años atrás, cuando recién
comenzaba la televisión por cable; había apenas un puñado de señales, un
poco de películas, algo de aquí y de allá, y decidimos apostar, aun sin tener
muy clara la razón. Era una mezcla de intuición, visión y confianza en que
iba a crecer. Así fuimos los primeros y principales anunciantes en cable, y hoy
no hace falta abundar en lo que significa la penetración de este medio. Y con
Internet seguramente pasará algo por el estilo; estoy seguro de que de aquí a
dos años todo el mundo va a estar haciendo publicidad en la Web, y no por moda,
sino por necesidad".
Según
Carmelo Ferrante, gerente de Producto de Visa Argentina, "va a haber un
espacio -sobre todo aquellos lugares donde se hagan transacciones o compras de
bienes y servicios- donde la marca tiene que estar presente, comunicando al
mismo tiempo su gran esfuerzo tecnológico en la construcción del comercio
electrónico". Graciela Schvartzman, gerenta de Marketing de la empresa,
agrega que "a esto se suma el hecho de que nosotros queremos involucrarnos
en cada vínculo en el que vemos que podemos innovar y generar mayor valor
agregado a nuestro servicio. En este sentido In Business -un megasite business
to business- es un medio de avanzada. No significa que uno adopte
indiscriminadamente todo lo nuevo, lo hacemos cuando vemos que es algo que tiene
futuro, investigación, que va a aportar a la sociedad y que está relacionado
con nuestra actividad".
La
AFJP Previnter decidió plantar bandera en el site de La Nación. "En la
Argentina", dice Marcelo Barreiro, subgerente de Producto, "somos
pioneros en Internet; inicialmente estábamos en Clarín Digital, La Nación On
Line y La Razón. Luego de casi dos años nos concentramos en nuestro target
objetivo y decidimos conservar presencia sólo en La Nación On Line, donde
nuestro banner -que permite linkear con nuestro site- está en la portada y en
las secciones de economía y deportes".
El
área de los productos informáticos parece calzar como anillo al dedo en este
nuevo medio de comunicación. Así parece haberlo entendido raudamente la gente
de Compaq, que no dudó en instalar su auspicio en El Sitio. "La idea de lo
creativo e innovador siempre está ligada a nuestra imagen", señala
Valeria Azurlay, responsable de Marketing Communication; "en esa línea,
hacer publicidad en Internet es algo natural. Cuando vimos la propuesta de El
Sitio nos pareció muy interesante por su multiplicidad de opciones, ya que
atrae a quienes se interesan por figuras del espectáculo, deportes, información,
chateo; es decir, diferentes targets pero toda gente vinculada con esta tecnología.
Y nos metimos no sólo con un banner, sino que organizamos una carrera de
ingenio, donde los que participan deben ir contestando preguntas -para lo cual
deben investigar, trabajar con la mente- y tienen la posibilidad de ganar una de
nuestras computadoras".
En
opinión de Julio Vaccarezza, gerente de Marketing de Máxima AFJP, que también
anuncia en In Business, "Internet es un mercado virgen que hay que explorar
y aprender, y que seguramente en el mediano plazo crecerá significativamente;
estamos convencidos de que es un buen momento para acompañar ese crecimiento y
posicionarnos convenientemente, ya que la filosofía de Máxima siempre ha sido
estar a la vanguardia de los avances tecnológicos en materia de servicio y
atención al cliente".
Crecer
y multiplicarse
Estos
pioneros coinciden en augurar el desarrollo masivo del medio, ya sea de modo
explosivo o gradual, fundamentalmente en la medida en que se resuelvan
cuestiones tales como el precio y las velocidades de acceso. Pero también señalan
el aspecto cultural involucrado. En este sentido, Schvartzman advierte que
"la tecnología avanza rápidamente, pero la gente necesita un tiempo para
perderle el miedo, comprender lo que puede hacer con ella, por qué le va a
servir; cuando finalmente empiece a percibir que es accesible y que encuentra
una satisfacción en términos de que cubre una necesidad, entonces naturalmente
se generalizará el uso".
Ferrante
agrega que hay dos etapas que se ven claramente en el mercado local: "Una
es el uso de Internet como canal de comunicación y medio de información, y
otra el aumento que va a tener ese uso por el advenimiento de compras y de
servicios de valor agregado que hará que la red tome una importancia mucho más
vital que la de proveer contenido, ya que se constituirá en una herramienta
potente para ahorrar tiempo y procesos". La gente de Visa destaca que el
desarrollo del SET (Security Electronic Transaction), que ya está avanzado, será
el motor que imprima máxima velocidad a este fenómeno.
Otro
punto que genera acuerdo es la capacidad de los medios interactivos para aplicar
cada vez más el marketing uno a uno. El banner implica un ida y vuelta real,
donde el navegante no sólo recibe el mensaje publicitario sino que lo contesta,
se identifica, da información sobre sí mismo. De ahí a la formación de bases
de datos y orientación de las estrategias hay apenas un paso, y todos están
dispuestos a darlo.
Un
dato llamativo es que la mayoría de los adelantados que montaron su publicidad
en la red no lo hicieron a través de sus agencias. Para Azurlay, "depende
del tipo de agencia que uno tenga; nosotros ahora contamos con una
multinacional, y creo que ellos sí tienen que estar con lo último porque se lo
pide el cliente. Supongo que las pequeñas y medianas deben empezar a analizarlo
porque es un medio más, muy nuevo, pero que va a crecer inexorablemente; cuando
esto ocurra, los que no tengan propuesta para Internet van a quedar afuera como
agencia".
El
auge de los megasites
El
ciberespacio local, a tono con la geografía virtual del Primer Mundo, ya cuenta
con megasites: lugares en la red que ofrecen propuestas múltiples y variedad de
protagonistas. Por sus características, tienden naturalmente a capturar en
mayor medida la atención de los navegantes y, seguramente gracias a ese valor
agregado, se han convertido en los favoritos de los anunciantes pioneros.
En
ese sentido, buena parte de los entrevistados reconoció que los sites
institucionales de las empresas no suelen resultar suficientemente atractivos
como para que los cibernautas se planteen recorrerlos, salvo que los impulse una
necesidad muy concreta. De ahí que, a la hora de poner avisos, se orienten
hacia los sitios que despliegan un interés más potente y, a la vez, les
permiten generalmente linkear con sus propias home pages.
En
junio se inauguró El Sitio (www.elsitio.com o www.elsitio.com.ar), un espacio
de entretenimiento e información para hispanoparlantes que cuenta con las páginas
oficiales de figuras del show business (Susana Giménez, Valeria Mazza, Julio
Bocca, Diego Torres entre otros), del deporte (Enrique Macaya Márquez, Fernando
Niembro), del mundo de la moda (las Dotto Models), y que ofrece la posibilidad
de chatear en directo con esa troupe de famosos, formar grupos de debate sobre
temas determinados, encuestas, juegos y concursos. El desarrollo estuvo a cargo
de Cibrián Campoy Creativos, con el aporte de importantes empresarios de la
telecomunicación.
Hace
tres meses se inauguró In Business (www.in-business.com), el primer mall del
business to business, un emprendimiento de MERCADO con Internauta como partner
tecnológico, que apunta a convertirse en un market space donde las empresas se
comuniquen y operen comercialmente, con el agregado de foros, capacitación e
información general y específica del sector actualizada al día.
Por
su parte, el grupo Clarín construyó su Ciudad Digital (www.ciudad.com.ar), que
por ahora se nutre fundamentalmente de los contenidos provenientes de sus otros
medios.
Vender
para crecer
Jorge
Vázquez sorprendió al ambiente publicitario local al anunciar la venta del
paquete mayoritario de su empresa a Bozell Worldwide, una agencia internacional
de matriz estadounidense con 90 oficinas en más de 50 países y una facturación
para este año estimada en US$ 3.000 millones, que a su vez acaba de ser
adquirida por el grupo True North, ya dueño de Foote, Cone & Belding.
Frontal, siempre polémico, Vázquez habla de esta operación y de algunas
cuestiones controvertidas que lo tuvieron en el centro de la escena.
-
El acuerdo con Bozell es bastante más que una mera asociación, ya que
involucra el traspaso del paquete accionario mayoritario -65%-; ¿cuál es el
motivo profundo de esta venta? ¿Está cansado, frustrado?
-
Todo lo contrario. Lo podría resumir en tres palabras: no quedarse atrás. Una
de las razones es poder tener una línea de cuentas internacionales, no depender
exclusivamente de las locales. Nuestra relación con Ayer fue excelente, nos
aportó muchas cosas, pero en el área comercial, lamentablemente, ninguno de
sus clientes tenía operaciones en la Argentina.
La
otra cuestión es el acceso a la tecnología. Fíjese que es algo muy parecido a
lo que le pasa a la empresa con la que me he asociado: Bozell es muy importante
en el mundo, maneja internacionalmente la cuenta de Chrysler, pero acaba de ser
comprada por el grupo True North. En el reciente global meeting que tuvimos en
Indian Wells su CEO me decía que el único camino para mantenerse aggiornado y
competitivo es éste, entrar en un esquema donde el gigantesco costo que implica
la tecnología sea pagado por una gran compañía y todos podamos disfrutarla y
tener acceso a información que es vital. Vamos a tener una intranet propia,
entre todas las filiales y nuestros clientes; esto ya está operando con
Chrysler, por ejemplo. Cuando hace siete años decidimos que íbamos a intentar
ser la agencia número uno del mercado, apostamos a la capacidad instalada, que
se conforma con los recursos tecnológicos y los recursos humanos que puedan
manejarlos eficientemente. Y ésta fue una inversión gigantesca. Si hoy tuviéramos
que repetir ese salto, sería imposible calcular el monto requerido. Creo que
agrandarse hoy significa tener una participación menor en una compañía mucho
más grande.
-
Así y todo, una agencia como Vázquez, que durante cuatro años encabezó el
ranking de facturación, ¿no tenía otra alternativa para asociarse a una
cadena que resignar la mayoría empresaria?
-
Las cadenas estadounidenses no aceptan eso. Si vemos las diez primeras agencias
en la Argentina, prácticamente en la mayoría del capital accionario predomina
la inversión extranjera. J. Walter Thompson es totalmente extranjera, lo mismo
que McCann-Erickson; no sé las condiciones en las que está Ratto con BBDO.
Pero lo que pretenden las compañías es eso, porque sus clientes en Estados
Unidos les exigen que las agencias de la cadena que les ofrecen estén realmente
controladas por ellos y sus decisiones como clientes internacionales tengan peso
definitorio.
-
O sea que siguen firmes en el principio de think global...
-
Exactamente, es así.
-
Sin embargo, este concepto está siendo cuestionado en todo el mundo...
-
Eso era antes, cuando aparecían los grandes patterns en los países de origen y
se intentaba aplicarlos localmente y no funcionaban. Esto ocurría porque las
comunicaciones eran lentas y antiguas, mandaban por courier el aviso, un fax con
el titular... Hoy la comunicación es tan inmediata, todo fluye tan rápido, que
uno puede convencer perfectamente a un cliente de Estados Unidos de que
determinado tipo de campaña acá no va a funcionar. Antes, llegar a un CEO era
mucho más complicado; hoy todo es muy dinámico.
-
A pesar de que su puesto de CEO esté garantizado por cinco años, ¿qué
siente, en lo personal, al no ser ya el dueño de la agencia?
-
Yo no me he dejado de sentir bien. Cuando tengo una cuenta me siento dueño de
ella, con auténtico derecho a decir: "Hay que hacer esto o lo otro".
Hemos charlado mucho con la gente de Bozell y me han dicho: "Jorge, pensá
que 75% de las cuentas van a seguir siendo tuyas, la agencia la hiciste grande
vos, el mercado lo conocen ustedes; sería tonto de nuestra parte mandar a algún
técnico que apenas habla el idioma a tratar de darles lecciones". Es más,
nos han pedido ayuda para hacer crecer la red en Latinoamérica y es obvio que,
de Centroamérica hacia abajo -dejando de lado a Brasil por una cuestión de
idioma-, la Argentina es el país que puede liderar el sector. Por otro lado,
ellos consideran que nuestra agencia debería ser el estándar para todas las de
la región, ya que es equiparable a las que tienen en Nueva York, Detroit o
Londres, y eso, por supuesto, me llena de orgullo.
-
Pasando a otro tema que siempre dio mucho que hablar, ¿resulta complicado
manejar una agencia que está y ha estado tan identificada con una gestión de
gobierno?
-
Crea muchos problemas, muchísimos. Las campañas políticas -y esto lo podría
corroborar David Ratto- no dejan una ganancia importante; han salido muchas
notas del tipo "Ayer Vázquez, la agencia que creció gracias a las campañas
políticas", y no es cierto. Son siempre difíciles de cobrar y hay mucha
menos plata que la que se cree. Pero es verdad que dan una cierta cercanía al
poder y cierto conocimiento que, en un futuro, uno tiene que saber cómo
manejar. Las campañas políticas lo acercan a uno a dirigentes, empresarios,
instituciones...
-
En su caso se dio la circunstancia de que Vázquez era percibida como la agencia
del poder en un momento en que venían las privatizaciones de empresas del
Estado, empresas que iban a necesitar de una agencia de publicidad, ya que antes
todo se canalizaba por Telam.
-
Precisamente, yo creo que nuestro éxito se basó en que nos preparamos para
responder a las exigencias de un mercado que iba a ser totalmente distinto, con
la aparición de compañías que requerían servicios. Nosotros, además de
creatividad, planificación y compra de medios brindamos una gran gama de
servicios. De esa forma yo gané la cuenta de YPF; la gané por segunda vez,
porque en la primera yo trabajaba para Telam. Después, cuando se hizo el
concurso la ganó De Luca; la tuvo tres o cuatro meses y, bueno, nos volvieron a
llamar a nosotros por el tipo de servicio que les dábamos.
Por
eso ganamos una serie de cuentas importantes en aquel momento, no por estar
cerca del poder. Y ganamos cuentas que no tenían nada que ver con el poder,
como La Nación, Budweisser, Sancor; no hemos tenido ninguna gran cuenta del
Estado. Sin embargo, yo sé que la opinión generalizada es que "el éxito
de Vázquez es su cercanía con el poder". No quiero ser soberbio, pero,
cuando uno viene de atrás y gana una carrera, los demás dicen: "Tiene el
motor perreado". Y la verdad es -y lo sostengo con orgullo- que no existe
otra agencia como ésta.
-
¿Tiene algún problema especial con las agencias de jóvenes creativos, a las
que suele caracterizar como light?
-
No, no lo tengo.
-
¿Ni siquiera una diferencia de criterio?
-
Eso sí. Yo creo que ésta es una profesión y que un cliente me paga para que
obtenga un éxito comercial. Me he negado permanentemente a hacer películas que
hicieran famoso a Jorge Vázquez, y últimamente el mercado es 70% de farándula
y de gente que vive haciéndose famosa. Desgraciadamente, entre los clientes ese
circo gusta; hay gente joven que disfruta subiendo a un escenario para decir:
"Me gané este premio". Yo empecé a trabajar en el área creativa,
mal podría renegar de ella, pero odio a esos sujetos que tienen una idea -que
generalmente es un chiste- y si no les funciona para un cliente se lo ponen a
otro. Entonces, lo creativo es el chiste, y no la idea que apunta pura y
exclusivamente al producto. A mí no me preocupan los Agulla y Baccetti, que son
talentosos, me preocupa que todos quieran parecerse a ellos y hagan cualquier
cosa y se desesperen por ganar un premio. Siempre me acuerdo de una frase de
Della Femina: "Dime cuántos premios ganaste últimamente y te diré cuántos
clientes estás a punto de perder".
-
¿No le gustan los festivales internacionales?
-
Entiendo que todo certamen estimula y beneficia a la profesión. Que la gente se
pueda encontrar, intercambiar ideas, ver lo que hacen en otros lados y que se
premien los mejores trabajos me parece bien. El problema es el circo del
festival, y además creo que hoy están siendo objeto de una comercialización
desmedida y de una sobrevaloración.
-
Le preguntaba acerca de los festivales por ese aviso que sacó su agencia,
cuando comenzaba el de Cannes, y que levantó muchas olas...
-
Claro, pero soy fiel a lo que digo. Porque la onda era "haber ido al
festival"; entonces planteé: "Ojo, que mientras todos están allá
alguien puede estar visitándoles los clientes". No quise decir que
nosotros lo fuéramos a hacer pero, muchachos, que quede alguien en la
Argentina; no quedó nadie, éramos cinco. Eso es cholulismo. Y bueno, nos
permitimos ser un poco irónicos, pero eso no quiere decir que estemos en contra
del festival. Además, Suez es el continuador de una brillante idea de un
pionero como Lowe, que fue el primero que nos llevó a certámenes
internacionales, y nunca dejaremos de agradecerle eso. Y al turco Suez también,
por supuesto.
Verónica
Rímuli
Leo-Arthur
Kelmenson, presidente de Bozell.
Marine,
diplomático y big boss
Leo-Arthur
Kelmenson cuenta que -como les ocurrió a todos los jóvenes de su generación-
su educación fue interrumpida abruptamente por Pearl Harbour. De ahí a
incorporarse al cuerpo de marines de la armada de Estados Unidos medió menos de
un paso. "Cuando terminó la guerra", dice, "ya era un hombre
viejo; no en edad, sino por la experiencia que me había tocado vivir".
En
1952 completó sus estudios de relaciones internacionales y comercio exterior,
que lo conducían naturalmente hacia la carrera diplomática. "Pero me di
cuenta de que allí se ganaba muy poco dinero", reconoce, "así que me
propuse primero tener éxito y después dedicarme a la diplomacia". Por
entonces el presidente de Young & Rubicam le sugirió que, por su
entrenamiento, tenía futuro en la publicidad. Su formación en las relaciones
políticas y el comercio, más el don de mando adquirido al frente de
trescientos marines constituían un cóctel por lo menos llamativo. Sin pensarlo
mucho se presentó en una agencia y obtuvo un módico puesto en la oficina de
correo interno. "Cuando me entrevistaron para ese trabajo", cuenta,
"me preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor, y contesté que no sabía.
Ante la insistencia, dije que quería ser presidente de la agencia, que aspiraba
a ser el jefe. ¿Y por qué?, inquirieron. Porque, confesé, el jefe debe ser el
que gana más plata".
Su
paso por el mail room le permitió adquirir una visión global de la actividad
-leía todos los papeles que tenía que repartir-; después de un tiempo, hizo
un arreglo por el que se comprometía a seguir ganando ese mismo magro sueldo a
cambio de que lo dejaran estar seis meses en cada departamento importante de la
agencia antes de acceder a otro puesto. "Así descubrí que lo que más
amaba era manejar los negocios de los clientes", a1firma.
Devoto
de las grandes cadenas -"no se puede ser suficientemente competitivo como
para atender a un cliente global de la talla de Chrysler desde una boutique
creativa local"-, 2resume la filosofía de Bozell en este eslogan:
"Estar cerca de nuestros clientes y de los clientes de nuestros
clientes". Esa afinidad filosófica sería lo que en primer lugar justifica
la adquisición de ADV/Vázquez; "además", sostiene, "porque su
creatividad es excelente, porque decimos las mismas cosas sobre este negocio, y
tanto Vázquez como nosotros incorporamos permanentemente tecnología de punta.
Y los que rechazan o minimizan la tecnología sin duda van a quedar fuera del
negocio. Por otra parte, estamos convencidos de que Vázquez es la mejor agencia
de la Argentina".
PUBLICIDAD
Y MARKETING.
Estamos
frente a una revolución en pleno desarrollo, de cuyos efectos y consecuencias
no se ha tomado debida nota.
Antes,
lo único que existía era la publicidad. Hoy es un elemento más del paquete
que integra -junto con otras actividades- dentro del concepto del marketing.
Para los medios de comunicación, registrar lo que está ocurriendo en este
campo no es una mera cuestión académica. La supervivencia es lo que está en
juego.
En
medio de esa nube de imágenes y sonidos, cualquier intento de transmitir más
información que el nombre de la marca y la categoría del producto es casi
siempre inútil. Esta limitación resulta perjudicial para las empresas que
introducen productos nuevos, porque necesitan dar información más detallada.
Por
fortuna, nuevas modalidades de marketing vienen a llenar los baches. Un nuevo
producto se puede introducir con algunos (o varios) de estos mecanismos:
Promociones.
Las promociones de ventas (cupones, muestras gratis, vitrinas especiales) son
una herramienta poderosa porque comunican elocuentemente la importancia y el
valor de un nuevo producto.
Distribución.
Para ciertas categorías y marcas de productos, la distribución puede funcionar
mejor que la publicidad o la promoción. En esos casos, los consumidores formarán
una percepción positiva de una marca simplemente porque está a la vista en el
comercio adecuado.
Relaciones
públicas. Las campañas de relaciones públicas han orientado la atención
hacia nuevos productos que de otro modo habrían pasado inadvertidos.
El
valor de la marca del producto. Esta "propuesta paraguas" puede ser la
más prometedora para la próxima década. Combinando los elementos de las técnicas
anteriores, esta alternativa subraya el atractivo y el valor de una marca, no
las características de un producto individual.
Del
mismo modo que se ignoran los acontecimientos que están ocurriendo
vertiginosamente en el campo del marketing, o se los asocia con procesos lejanos
en el tiempo y en el espacio, lo mismo sucede con la noción de planeamiento
estratégico.
Todo
el mundo habla de planeamiento y de estrategia, pero pocos practican estas
ideas. Si una empresa quiere liderar, tendrá que correr más rápido. No sólo
va a tener que ganar terreno a su competencia, sino que además tendrá que
adelantarse a las cambiantes necesidades y gustos de los consumidores.
Lo
cual lleva directamente a preguntarse por la necesidad y conveniencia de las
investigaciones de mercado. Muchas de las empresas más grandes y prestigiosas
hacen marketing a oscuras, porque ni conocen ni entienden a sus consumidores.
Esas firmas están tan preocupadas con lo que hacen -
introduciendo
nueva tecnología, buscando nuevos canales de distribución, automatizando sus
plantas- que ignoran las necesidades del cliente final.
Para
todos quienes están interesados en estas materias, hay un nuevo libro con
aportes sustanciales.
Cuatro
líderes empresariales expresan sus ideas sobre el marketing de hoy.
El libro que edita J. P. Donion, The Best of Chief Executive (Business
One Irwin, US$ 24,95) es un compendio de las opiniones y consejos de cuatro
expertos en marketing. Michael Allen explica cómo adelantarse a los cambios en
el mercado. Robert M. Donnelly describe técnicas para orientar el
marketing
hacia diferentes nichos en el mercado. Hunter Hastings describe estrategias para
introducir nuevos productos en momentos económicos difíciles. Finalmente,
James McManus y James Carter explican las sutilezas del marketing verde.